lunes, 27 de noviembre de 2017

Películas de amor

Este sábado descubrí por casualidad el porqué las prefiero, él estaba escogiendo una, y de pronto una escena: hombres hablando, otra película: hombres jugando a las cartas, otra película: hombres conduciendo coches de forma temeraria. Pero ¿Es que no lo has visto? todo son hombres...
Quizá por eso necesito películas en las que salgan mujeres, que me expliquen cosas, que hagan cosas.
Este fin de semana hemos visto dos películas interesantes, una fue La familia, opera prima de Fernando León de Aranoa, muy original, a ratos hilarante, a ratos inquietante, la otra fue el Libro del Amor, que aunque estuvo bien el final fue un tanto decepcionante.
Ha sido por lo demás un fin de semana tranquilo, de esos de ir a comprar leña, comidas en casa y chimenea. 
Buen lunes a todos.

jueves, 2 de noviembre de 2017

La mirada sobre lo efímero

Tengo la impresión, la triste impresión de que cada vez leemos peor. A pesar de que nos pasamos leyendo todo el día, noticias y artículos, mejor dicho extractos de artículos la lectura se está convirtiendo en algo tan superficial que a veces cuando he terminado de leer me pregunto, pero qué has leído, qué ha querido transmitir con ello. A veces me digo, nada.

Pongo por ejemplo un artículo sobre la inteligencia artificial, un tema a priori muy  interesante, o al menos a mí me lo parece, pero lo acabo y me quedo igual, quiero decir que lo mejor del artículo, estaba en el titular, expuso los datos pero luego no hubo desarrollo, ni conclusión.
Entonces me pregunto, si esta forma de leer, es la que está condicionando esta forma de exponer, que todo se queda en la entrada, en un juego de luces.

Creo que deberíamos tomar conciencia de ello. Leer, no es lo que hacemos sobre la pantalla de un móvil, allí solo paseamos la mirada, leer es otra cosa. Leer requiere tiempo, leer es saborear las palabras, leer es como encender una mecha cuyo combustible es el pensamiento.

Igual que ocurre cuando ves, los vídeos de youtube, los memes que pasan a través de los whatsapp, son algunas veces, hilarantes pero no te hacen reír de la misma manera, con la intensidad que te provoca una broma, allí todo es efímero.

Hoy desayuné con una amiga, de muy buen fondo, maternal, responsable, muy trabajadora y organizada, que me explicaba a propósito de su hija. Volví a casa pensando en que por lo general nadie considera  tener la madre perfecta, simplemente porque cada uno desearía una madre/un padre diferente. Si son clásicos, más transgresores, más modernos, si son hippies más convencionales, más como son los de tus amigos. Si son muy intelectuales, más empáticos, si son sencillos, más sofisticados. Y así la lista de contrastes abierta, ad infinitum casi porque cada persona tiene por perfecto lo que a sus ojos así lo es.
Y mientras me vienen en mente los distintos tipos y subtipos de madre que conozco pensé debería hacerles un cuestionario a mis hijas, que valoren distintos aspectos en plan: a) es para ti muy importante  b) poco importante c) nada importante.

Igual nos llevaríamos más de una sorpresa.





viernes, 22 de septiembre de 2017

Poema del viernes.

A  VECES

A veces,  es solo
una  forma de mirar.
Un nombre
que se pronuncia,
un abrazo
que se siente,
solamente,
 a veces
una forma de mirar,
que la felicidad exalta.
Y todo está bien,
tu cuerpo, tu alma 
la conversación se trenza,
y las risas,
 desanudan el tiempo,
porque de pronto,  
tus pupilas
nos reflejan,
otra vez,
 y eternamente,
jóvenes.

martes, 11 de julio de 2017

Y de pronto el futuro

El futuro, eso que nunca sabes cuando empezará, ya tiene fecha para mí. La semana pasada entré en un recinto accediendo a través de la huella dactilar. Fue una sensación extraña, por primera vez una parte de mi cuerpo servía de llave identificadora.
Todavía ahora cuando voy a entrar me miro la mano, abro los dedos y pienso, es casi como tener poderes extrasensoriales.
Ya ya lo sé que hay hologramas, y robots que te atienden, pero yo de momento solo abro una puerta con un dedo.
Pero ahora que pienso ya hará unos años que  me recorro el paseo de la fama de Los Ángeles, si no voy por Chicago como hoy. Me fijo en los detalles, en las aceras, en las farolas, en los edificios que el sol siempre ilumina a lo lejos, cruzo el Grant Park y me digo te das cuenta, es como si conocieras un poco ciudades en las que nunca has estado, pero que sí sientes has pisado, sí recorrido, a buen paso. Gracias a la realidad virtual, a esa pantalla en la máquina de la cinta, que te permite escoger el paisaje.
En bici voy por el desierto de California y con la elíptica un recorrido muy pintoresco que empieza en un sendero de los Alpes y te lleva por el norte de Italia. Ese es uno de mis circuitos preferidos. Me hace gracia cuando paso por Venecia, porque yo la conocí en invierno, y hacía bastante frío la verdad, y aquí es en verano ves todo el gentío, vas detrás de un gondolero, con la camiseta de rayas inconfundible, lo sorteas, te cruzas con turistas acalorados, de variadas nacionalidades que se protegen del sol que intuyes un poco agobiante, o soy yo que a esas alturas del ejercicio empiezo a sudar.
Seguramente, tanto ir de aquí para allá me está dejando recuerdos en la mente de todos esos lugares, como cuando esta mañana en Chicago ví aquellas torres circulares sobre agua y pensé que ya las había visto antes en una película que tenía bastante acción, no sé si de corte futurista, en la que salía una lancha rompiendo una cristalera, seguro que también la has visto.

Estoy contenta, tenía ganas de verlo. El futuro tiene mucho de asombro.

viernes, 21 de abril de 2017

Bologna y sus buenos momentos.

Para ser precisos, la última vez que visité Bologna fue en el siglo pasado. Era la primavera de 1999, fui con mi madre, visitamos también Firenze y Venezia, lo pasamos bien, también entonces nos reímos mucho.
Pensé que no iba a volver. Durante mucho tiempo no sentí la necesidad, pero este año cuando todos proponían sitios a los que ir por Semana Santa yo lo propuse. 
Es una ciudad muy bonita, me gustaría que la conocieseis.

Allí estudié con una beca Erasmus, de seis meses, la mía de las cortas porque otros estuvieron un año.
Cuando se lo comenté a una amiga, me dijo que era una mala idea. Me dijo que alguien alguna vez le dijo que uno no debería volver a los lugares en los que ha sido feliz. Yo me llevé la frase a la piscina, estuve pensando en ella mientras nadaba, me di motivos a favor y en contra. Al final con los brazos en el borde, acabé sonriendo cómo no vas a volver a un lugar dónde has sido feliz, tienes la obligación de volver, porque significa que fue un lugar propicio.

La verdad es que ha sido un viaje muy bonito. Fuimos en coche, nos levantamos muy temprano, vimos amanecer desde Francia. Comimos en Imperia, en una pizzeria frente la playa. Me pedí spaghetti alle vongole, Jose dijo yo "ai frutti di mare" pero la camarera le trajo el risotto. Nos partimos de la risa, porque yo le decía ¿Qué, está buena tu paella? Y lo estaba, claro. 
Llegamos al hotel de Bologna por la tarde, el hotel estaba cerca de la Fiera, estaba bastante bien.

Al día siguiente visitamos la ciudad. la primera novedad es que no puede accederse al centro durante el día. Así que aparcamos en zona azul y empezamos caminando por Via Zamboni, la calle de las facultades, de la mensa, del café de la Opera que ha perdido, su nombre y su encanto. Llegamos a le due torri, fantásticas, les encantaron. La libreria Feltrinelli seguía allí, pero había otros locales nuevos, uno de venta de pasta fresca artesana, otro una heladería buenísima.


El centro sin tráfico, la gente paseando por el medio de la carretera, genial, había mucho ambiente, muchas bicis y muchas vespas también. Me gustó callejear, pasear bajo los pórticos, buscar aquellos sitios familiares. No todos estaban.
Me di cuenta del paso del tiempo. Yo tenía entonces veintitrés, y el pelo cortísimo. A mi madre le encantaba aquel corte, siempre me lo recuerda. Ahora lo llevo más largo y ahora volvía con una nena adolescente que me pedía le hiciera fotos casi continuamente, está muy guapa, y con la pequeña que protestaba porque no le había traído los patines y yo le decía ¿Pero es que tú ves a alguien patinando? y que luego se maravilla del dato, en el museo de historia de la ciudad que en el siglo XI, había nada menos que 180 torres. Mira es que Bologna fue como el Nueva York de la Edad Media, le digo.
Y con mi marido, que me gasta bromas, sobre no perderme de vista por si he quedado, o me dice que no me ve tan suelta con el italiano, dado que un par de veces me responden  en inglés. Qué quieres si no lo practico, ni veo la Rai, nada, nada ya me buscaré con quién chatear, le digo yo. Y él, yo aquí pido bien, claro claro, pues ánimo pide los cafés, le respondo tras cenar una hamburguesa vegana en un  Mac Donalds.
Se va con la peque, al rato vuelve ésta y me pregunta mama qué es Buongiorno. Buenos días.
Ah es que papá le ha dicho: Buongiorno, cheescake, ésta, ésta sí. Qué risas más buenas, eso si que no tiene precio.
Aunque también me dolió el corazón. Y no fue metafóricamente hablando, el domingo me levanté con una opresión leve en el pecho. No le dí importancia pero se lo comenté y le digo anda que si me muero aquí, ya me imagino a mi madre en el tanatorio diciendo por lo bajini, claro de la impresión...
Y él me replica, ¿sí?pues que sepas que la repatriación la iba a pagar el italiano...

El domingo decidimos coger el coche y explorar los alrededores, salimos por las colinas, en teoría tienen una denominación de origen para el vino, pero cepas no se ven muchas, pero si prados muy bien cuidados, nos adentramos por carreteras secundarias, el paisaje era bonito y él decía que bonito la Toscana. Y yo me reía, que sí muy bonito, pero esto no es la Toscana, que acabo de ver un cartel que habla de los pre apeninos, pero vamos que si te quieres ahorrar el viaje a la Toscana, tú dí lo que quieras...Y después pasamos por el Santuario de la Brasa, y la peque cantaba una canción de reguetón que le gusta, y la broma: es que se está recargando, claro. No podíamos parar de reír.

En fin, que lo hemos pasado bien. Yo digo que los viajes tan largos, tantas horas en coche dan para mucha terapia de pareja.



La piadina buenísima en un bistrot, cerca del centro, Les Pupitres, creo se llamaba.




jueves, 9 de marzo de 2017

Cosas que solo suceden en mi gimnasio

En mi gimnasio pasan cosas curiosas.

Una que me llama la atención es esas chicas que se secan el pelo, en plan me lo voy a dejar que va a parecer salgo de la pelu, y  las ves como se afanan con el secador y la plancha... en ropa interior, no deben saber que si se visten el secador funciona lo mismo.
La de hoy la llevaba en color negro y encima era tanga. Pero que le va a importar a ella enseñar los glúteos oye, con lo que se los curra. Que entran los niños del cursillo, que pasen que ella no se inmuta. Me tendría que haber quedado a ver sus caras, en vez de meterme en la ducha, con lo expresivos que son, me hubieran hecho reír seguro. El otro día estaba dentro de la sauna y empecé a contarlos, uno, dos, tres, cuatro, al que hacía cinco ya me tuve que reír porque entraba con el gorro tapándole los ojos. A mi los niños me gustan, pero a esa edad es que son simpatiquísimos.
Otro día ví como una niña con dos coletitas doblaba su camiseta de tirantes, los ponía para dentro con esmero, era para comérsela. Y otro se negaba a salir de la piscina, y las monitoras lo apremiaban, pues nada tú quédate si quieres pero el autocar se va a ir y argumentos de ese tipo, pero él aguantaba la presión y seguía de brazos cruzados y en bañador.
Lo de la chica, es obvio que es una cuestión de educación y de confusión mental pues como paga la cuota se piensa que ese espacio de alguna manera le pertenece, sino no se explica que esté en el vestuario como estaría en el lavabo de su casa.
Y por ese mismo motivo a veces en la ducha huele a crema depilatoria, que olor más horrible tiene, no tendrán tiempo en su casa para limpiarlo que tienen que aprovechar la ducha del gimnasio para hacerlo.
A veces pienso que tengo que redactar un decálogo de normas de uso.
Además de no secarse el pelo en ropa interior, ni depilarse, añadiré como hacer un adecuado y óptimo uso de la sauna.
La sauna, es un buen lugar para transpirar, y todos conocemos las ventajas que conlleva, pues bien a las de eliminar toxinas por lo visto hay quién le añade: la de secadora particular de prendas mojadas. Qué rabia me da eso. Y es que está la lista que entra a la sauna a secarse,  luego la ultra lista que se pone la crema y pega portazo, y la non plus ultra que pone la camiseta mojada de hacer deporte o calcetines. Estuve a punto de dejarla en la papelera pero preferí llevarla a la recepción, como prueba irrefutable de ello.
A ver en una sauna no tiene que haber productos químicos, resulta molesto determinados olores y todavía  menos prendas que están sucias. A mi me parece algo de sentido común, pero por lo visto en mi gimnasio lo normal siempre es lo estrambótico.

En fin, en el próximo capítulo trataremos los de la piscina, que también dan bastante juego.




Cumpleaños Feliz, hija.

 Ayer cumplió 17 nuestra hija pequeña, sí, la de los ricitos, la que era menudita pero muy espabilada,  la que acompañaba a su hermana mayor...