viernes, 31 de mayo de 2013

Llámese Beatriz

Hoy tengo plancha. De hecho debería estar planchando. Pero el caso de la mujer del Salvador, a la que le impedían abortar a pesar de estar su vida en juego y a pesar de que el bebé tuviera una gravísima malformación, al carecer de parte del cerebro, me ha tenido un poco reflexiva.



La primera reflexión, es porque hay tan poco sentido común. Cómo puede haber leyes que igualen el derecho de una mujer joven, a un “nasciturus”, que es el nombre que se le da al que tiene que nacer. No tienen el mismo derecho.



La metáfora es esta: la flor, el fruto, pongámos de un melocotonero ¿tiene derecho a acabar con la vida del árbol?. Sería una desproporción, sería una locura que por salvar un fruto pusieras en peligro todo un árbol. Cualquier agricultor lo tendría claro. Pero si hablamos de una mujer, de veintidós años, y por ende ya madre de otra criaturita de apenas año y medio, negarle la posibilidad de vivir ya me parece una aberración, una injusticia y una infamia. De hecho es de lo más kafkiano, no puedes abortar, pero si el bebé no puede vivir, ya, pero no puedes abortar.



A mi me gustan los niños, me gustan mucho. Pero eso no impide que crea que el derecho tiene que proteger a la libertad de las madres para decidir si quieren o no traerlos al mundo. Vamos a ver si lo dejamos claro, los niños no son regalos de Dios, los niños son seres maravillosos pero también tienen muchas necesidades además de las afectivas y no creo que lo mejor sea tenerlos para luego no poder alimentarlos, vestirlos y procurarles todo aquello que necesiten, y no estoy hablando de cosas superfluas.



Me parecen que las leyes que prohíben abortar, son nefastas y en aquellas donde se prohibe Incluso en casos de violación, el ultraje es doble primero física y luego moral por la vía administrativa, son la prueba de que en este mundo las leyes no las hacen personas buenas.



Ayer me pasaron una foto de la comisión encargada de reformar la ley del aborto en España. La voy a traer aquí. No parece normal que no haya una sola mujer en ella.



Y creo que entiendo el motivo, una ley que restringe los derechos de la mujer, es una ley paternalista, donde el legislador y no lo digo en sentido amplio, sino en el concreto el de género masculino trata de imponer su criterio a todas esas mujeres a las que en un momento muy delicado en sus vidas se van a encontrar que no tienen escapatoria.



Ayer escribí esto. A todas esas personas que con tanto ahínco defienden el derecho a la vida, que canalicen toda esa energía, ese entusiasmo, ese amor desmesurado a las personas que ya están aquí y ahora, que ya viven, y sufren las discapacidades con las que nacieron. Que vayan a abrazar a esos niños del Cottolengo en Barcelona, por ejemplo, niños con graves deficiencias que nacieron en hogares sin recursos para mantenerlos y cuidarlos. Los más pobres, entre los pobres, aquella frase se me quedó grabada.



En fin esa es mi opinión y he querido compartirla aquí.



Soy optimista creo que un mundo mejor es posible, pero cada vez tengo más claro que el cambio depende de nosotras también.



Esta mañana tuve una visión genial, todavía adormilada mi marido, recién salido de la ducha, con una tolla envuelta en la cintura se planchaba la camisa azul que iba a ponerse, niñas grité venid a ver el hombre del siglo XXI! Esto si que es un hombre revolucionario y sexy donde los haya… Todos reímos pero en el fondo estaba haciéndoles notar que eso es lo normal, y no aquello de no tengo camisas que ponerme.



En fin que tengáis un día estupendo.

Cumpleaños Feliz, hija.

 Ayer cumplió 17 nuestra hija pequeña, sí, la de los ricitos, la que era menudita pero muy espabilada,  la que acompañaba a su hermana mayor...