Es curioso y sorprende que habiendo pasado tantos
años a veces vuelves a pensar en personas que el tiempo y el espacio se
llevaron de tu lado. Pero vuelven, en forma de un recuerdo, inesperado y esa ausencia, que ya ha perdido hasta el nombre, simplemente
no es ausencia porque está prescrita, parece que reivindica su momento de
atención, o de gloria que yo no sé.
El caso es que allí estaba yo, rodeada de gente, cuando me di cuenta que a mi lado,
estaba él. Me estaba escuchando hablar, apoyaba el índice sobre los labios,
como si sopesara con atención, como si fuera a intervenir en cualquier momento.
Es absurdo me dije ¿porque lo has traído al pensamiento? Solo después pensé que
a lo mejor no fue cosa mía, que a lo mejor también era él el que quería venir a verme. Al fin y al cabo
la telepatía no es más que eso, una comunicación a ambas bandas, una corriente
de energía invisible, si se quiere pero
tan eficiente, tantas, tantas veces.