viernes, 28 de noviembre de 2014

A veces

A veces la felicidad se disfraza de cosas absurdas, como hoy, que era un timbre sonando para advertir que se había acabado el patio, que me ha hecho sonreír porque sé que será la última vez que lo escuche, que ya no volveré a ese lugar, porque ese lugar ya forma parte de un pasado, quién sabe si un poco idealizado. 
Hoy dejábamos atrás semanas de incertidumbre, de miedo, de médicos que no saben dar un diagnóstico, de gestos de dolor, de frases de aliento, de lágrimas. Segura de que hacíamos lo correcto. Me despedí en silencio de aquellos muros, de aquella puerta ahora blanca, inmensa y nos despedimos de todos con amabilidad, incluso más de la que se merecían, tanta era nuestra felicidad y nuestro alivio.

Cumpleaños Feliz, hija.

 Ayer cumplió 17 nuestra hija pequeña, sí, la de los ricitos, la que era menudita pero muy espabilada,  la que acompañaba a su hermana mayor...