jueves, 11 de marzo de 2010

El escritor y la improvisada marilyn

Salimos del banco y le dije anda vamos a comer algo. ¿Fast food? No, vamos a ese del xamfrà. (no conozco a nadie que diga chaflán aunque hable en castellano) el que está cerca de la Once. Nos sentamos al fondo, había una mesa larga llena de compañeros de trabajo y nosotros nos ubicamos en una mesa pegada a la pared. Yo me pedí los macarrones gratinados y el mero con salsa de nueces del menú, él igual pero con muslitos de pato. Se excusó el dueño porque tenían la cocinera de baja y no había paella.
Seguramente yo estaba enfrascada explicándole cualquier cosa y no me dí cuenta de que ocupaban la mesa de al lado, lo único cierto es que cuando lo ví dejé de hablar con la misma soltura. Y aproveché las llamadas de él para discretamente cerciorarme, a ver su tono de voz, si me parece que es él, y luego el breve diálogo que mantuvo con el dueño "¿No tenéis el Marca?, pero si no lo compramos nunca replicó el otro, hombre pero en días como hoy... me sonreí, ya no tenía ninguna duda.
Y mientras mi compañero seguía atendiendo llamadas y yo me tomaba el cortado recordé la primera vez que lo había visto, tal vez julio del 1995. Salía del banco de cambiar pesetas por liras porque me iba de viaje. Llevaba un vestido negro con florecitas blancas de tirantes, abotonado por delante y lo recuerdo por la anécdota, un golpe de aire me levantó el vestido y se me vieron las piernas a lo Marilyn y cuando me recuperé de la sorpresa allí estaba él girando la esquina observando la escena.
Pero también te digo una cosa, cuando este mediodía volví a verle, pensé yo también querría ser tú y querría tener lectoras tan prudentes como lo he sido yo misma, que esperé a estar fuera para decirle a mi compañero ¿no te has dado cuenta de quién era?.

Cumpleaños Feliz, hija.

 Ayer cumplió 17 nuestra hija pequeña, sí, la de los ricitos, la que era menudita pero muy espabilada,  la que acompañaba a su hermana mayor...