viernes, 31 de octubre de 2008

Marta, Eva y yo

Ayer noche tuvimos la cena de amigas. Es el segundo mes que nos reunimos, desde que propusimos vernos una vez al mes. Me hizo gracia escuchar a mi nena la grande explicarle a su hermana, hoy la mama se va a cenar pizza con sus amigas, y acto seguido pregunta ¿Y por qué te gusta? Y yo le contesté por lo mismo que a ti en el patio te gusta jugar con Aina, Leire, Laura...pareció entender pero le pareció preciso puntualizar, es que yo tengo muchas amigas, es verdad yo pocas. Y se quedó satisfecha jugando en el sofá. Se despidieron las dos muy formalitas y tranquilas ya habiendo cenado ellas también pizza, para darle mucha guerra al padre después. Pero que le vamos a hacer, son tus hijas, le dije yo a la vuelta unas tres horas más tarde cuando él se me quejaba, tú no eres ningún canguro. Si se han portado mal contigo, ya lo sabes, hay que pasar más tiempo con ellas.
Teníamos que haber quedado la semana pasada pero lo pospusimos a ésta, y de haber seguido lloviendo como estos días atrás quizá la hubiéramos aplazado nuevamente. A nosotras esto de la lluvia nos trastoca enormemente, si llueve no nos apetece mucho salir, pero se levantó un día radiante, de cielo azul y llamé para ver cual era el plan y rápido concretamos, nos vemos, si claro, nos vemos.
Lo pasamos genial como siempre, fui la primera en llegar porque no contaba con aparcar tan rápido, diría casi que en el mismo lugar que la vez anterior, la segunda fue Marta también comentó la fácil que le había resultado encontrar un sitio, y por último Eva, sonriente comentó nada más llegar que había aparcado muy cerca. Quizá sólo fueron tres coincidencias, o quizá es que las tres salíamos de casa con ganas de vernos, de charlar y esa misma energía nos hacía fácilmente confluir, quién sabe. El caso es que mereció la pena hoy me he levantado pensando en ellas y sus risas.
Que tengáis un buen día, hoy es viernes.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Ella

Me dio la dirección de su blog de fotografías cuando nació su hijo y la bienintencionada excusa de poder conocerlo y desde entonces se convirtió en nuestro único, permanente y de algún modo secreto vínculo. Yo veía sus fotos pero me guardaba de hacer comentarios porque nada más verlo entendí que aquel era un blog de su familia, y en fin yo quise ahorrarle explicaciones. No nos habíamos visto a solas, creo desde aquel día que habíamos dejado la relación. Pero desde el día del mail con la dirección del blog, en fin empecé a ver crecer a sus hijos, a disfrutar de sus paisajes vistos por sus ojos, de sus divertidos y risueños días de playa y de sus fiestas de cumpleaños. Como el que se acostumbra a ver crecer los hijos de la monarquía a golpe de revistas en la peluquería, cercanos y a la vez distantes. Y empecé a verla a ella claro. La conocía poco y siempre por referencias de otros. Seguramente de habernos conocido en otras circunstancias, hubieramos podido ser amigas, pues a mi modo de ver tenemos bastantes similitudes de carácter, a las dos nos gusta vestir cómodo, nos encantan los niños, somos familiares, nos apasiona la fotografía y somos presumidas, si presumidas, pero no de esas que se nota a la legua, con sus mechas rubias, sus tacones y sus joyas de Tous, no nada de eso, a nosotras nos gusta aparecer guapas en las fotos pero que parezcan espontáneas. Como esas fotos de modelos en las revistas de moda, pero sin maquilladores, ni estilistas, ni fotógrafos sublimes, lo cual ni que decir tiene aún más mérito. Las dos tenemos una amplia sonrisa y un corte de cara similar, hasta hemos tenido a veces parecido corte de pelo. Pero bueno no somos del todo iguales, ella es algo más bajita y tiene los ojos marrones y rasgados, mientras los míos son azules, todo y eso podríamos pasar por familia estoy segura.
Con él no nos escribíamos más que algún mail ocasional, y hablar pues tampoco, salvo por su cumpleaños y navidad. No fue nada pactado pero así lo vinimos haciendo. Creo que los dos sabíamos que escribirnos demasiado no era conveniente. Y aunque seguíamos sintiéndonos cómodos bromeando o charlando, en fin, éramos conscientes de que las cosas habían cambiado, y ya no éramos él y yo, los adolescentes de entonces, sino que ambos teníamos familia y tuvimos que asumir que una relación que fuera más allá de lo cordial sería difícil de digerir por nuestras respectivas, aunque lo intentamos no creas. En un par de ocasiones nos invitamos a cenar, pero ella por algún motivo que nunca llegué a comprender se sintió amenazada, bueno el motivo en si era evidente, se sentía celosa, lo que no llegué a comprender es que mi discreta presencia se los suscitase, una podría ponerse en guardia si la ex fuera alguien de arrebatadora o sensual belleza como la Bellucci, y yo no soy especialmente voluptuosa vistiendo, en fin que más bien soy de las que entran en la fiesta y nadie luego recuerda haber visto. Quizá fuera eso, éramos demasiado parecidas, y eso todavía le resultaba más fastidioso.
El caso es que un día ojeando su blog, me día cuenta que tenía galerías vinculadas, a blogs de otros miembros de su familia, y entonces la curiosidad y seguramente el aburrimiento, hizo que empezara a entrar en ellos. Lo mismo, lo mismo que como el dicho aquel, “cuando el diablo no tiene que hacer con el rabo mata moscas”.
En términos generales no encontré nada interesante en ellos, pero uno en particular llamó mi atención enseguida. Uno en el que ella aparecía muy a menudo, sin apercatarse de que la estaban fotografiando, a veces en un discreto segundo plano, otros era el centro absoluto, a veces salía bien y otras como la verías habitualmente, cerrando los ojos al sonreír, con una mueca exagerada al bromear con los niños, aparecía simplemente natural en ellas. Y reconozco que me gustó conocer nuevas facetas de su carácter, que no se desprendían de las otras fotos, las oficiales, seguramente porque era ella quién las seleccionaba y subía, por ello siempre estaba sonriente, amable y fotogénica en aquellas, mientras éstas, por el contrario era simplemente una mami joven que entretiene a sus niños mientras su marido, en un ángulo le da la papilla en un segundo plano al bebé. En esas fotos se adivinaba como se organizaba la familia y tengo que confesar que me divertí mucho viendo esas escenas cotidianas que las otras fotos no me daban. Era como si de pronto los blogs dejaran de ser planos se hicieran un prisma y juntos permitieran una realidad más cercana y real. Y seguramente fue esa percepción más completa de su realidad la que me hizo comprender algo, algo sorprendente, que me hizo sonreír. ¿Quién había colgado tantas fotos de ella? Su cuñado.
Como iba yo a decirle que había una velada, muda, secreta devoción en ellas, si apenas nos escribíamos ya…

Será la lluvia

Hoy llueve con ganas, sin pausas, sin intermedios, llueve constantemente y creo que ese sonido en la terraza es el que me marca el ritmo de las teclas.
Hoy me levanté dejé a las niñas y tras comprar el pan y el periódico me vine pronto a casa, para zafarme del paraguas, de la gabardina, si gabardina porque llueve tan poco que no tenía nada con capucha que me hiciera el apaño. Hay que ver con lo que se llevaba la gabardina en los ochenta con unos vaqueros, y hoy al verme me hacía reír.
Tampoco es que sea antigua, como mucho tendrá cuatro o cinco años, es muy finita, beige, con pespuntes externos. Pues eso, me quite la gabardina y me preparé el desayuno, unas tostadas con mantequilla y un café con leche de la nespresso clooney, mientras me paseaba por la actualidad y me sonreía con el artículo del Quim Monzó, que hoy estaba muy inspirado. Y a lo que iba, he pasado una mañana de lo más placentera, no ha sonado el teléfono ni una sola vez he hecho la cama y recogido el salón, y me he venido al estudio a hacer lo único que me apetecía hacer hoy, escribir.
Un abrazo

lunes, 27 de octubre de 2008

Otoño primaveral

Me siento feliz. Será que este año me empeño en ver el otoño como una nueva primavera, porque de hecho lo es, lluvias que dan paso a días espléndidos de sol, nuevas floraciones en las plantas y un tono rojizo y dorado para los árboles.
Será que este año no veo como caen las hojas con melancolía, sino feliz de que así sea porque adornan las calles y los bosques adquieren nuevos reflejos y matices, transformando a algunos árboles en hermosas manos desnudas pensativas que abren sus nudos al cielo.
Será que ya no hay los calores del verano, ni sus excesos, y ha vuelto la calma, las semanas que se parecen unas a otras salvo por los pequeños detalles. Será que ya me he me he reconciliado con este mes después de tanto tiempo.
Mi deseo es compartirlo, os deseo un otoño igual para vosotros.

Cumpleaños Feliz, hija.

 Ayer cumplió 17 nuestra hija pequeña, sí, la de los ricitos, la que era menudita pero muy espabilada,  la que acompañaba a su hermana mayor...