miércoles, 29 de octubre de 2008

Ella

Me dio la dirección de su blog de fotografías cuando nació su hijo y la bienintencionada excusa de poder conocerlo y desde entonces se convirtió en nuestro único, permanente y de algún modo secreto vínculo. Yo veía sus fotos pero me guardaba de hacer comentarios porque nada más verlo entendí que aquel era un blog de su familia, y en fin yo quise ahorrarle explicaciones. No nos habíamos visto a solas, creo desde aquel día que habíamos dejado la relación. Pero desde el día del mail con la dirección del blog, en fin empecé a ver crecer a sus hijos, a disfrutar de sus paisajes vistos por sus ojos, de sus divertidos y risueños días de playa y de sus fiestas de cumpleaños. Como el que se acostumbra a ver crecer los hijos de la monarquía a golpe de revistas en la peluquería, cercanos y a la vez distantes. Y empecé a verla a ella claro. La conocía poco y siempre por referencias de otros. Seguramente de habernos conocido en otras circunstancias, hubieramos podido ser amigas, pues a mi modo de ver tenemos bastantes similitudes de carácter, a las dos nos gusta vestir cómodo, nos encantan los niños, somos familiares, nos apasiona la fotografía y somos presumidas, si presumidas, pero no de esas que se nota a la legua, con sus mechas rubias, sus tacones y sus joyas de Tous, no nada de eso, a nosotras nos gusta aparecer guapas en las fotos pero que parezcan espontáneas. Como esas fotos de modelos en las revistas de moda, pero sin maquilladores, ni estilistas, ni fotógrafos sublimes, lo cual ni que decir tiene aún más mérito. Las dos tenemos una amplia sonrisa y un corte de cara similar, hasta hemos tenido a veces parecido corte de pelo. Pero bueno no somos del todo iguales, ella es algo más bajita y tiene los ojos marrones y rasgados, mientras los míos son azules, todo y eso podríamos pasar por familia estoy segura.
Con él no nos escribíamos más que algún mail ocasional, y hablar pues tampoco, salvo por su cumpleaños y navidad. No fue nada pactado pero así lo vinimos haciendo. Creo que los dos sabíamos que escribirnos demasiado no era conveniente. Y aunque seguíamos sintiéndonos cómodos bromeando o charlando, en fin, éramos conscientes de que las cosas habían cambiado, y ya no éramos él y yo, los adolescentes de entonces, sino que ambos teníamos familia y tuvimos que asumir que una relación que fuera más allá de lo cordial sería difícil de digerir por nuestras respectivas, aunque lo intentamos no creas. En un par de ocasiones nos invitamos a cenar, pero ella por algún motivo que nunca llegué a comprender se sintió amenazada, bueno el motivo en si era evidente, se sentía celosa, lo que no llegué a comprender es que mi discreta presencia se los suscitase, una podría ponerse en guardia si la ex fuera alguien de arrebatadora o sensual belleza como la Bellucci, y yo no soy especialmente voluptuosa vistiendo, en fin que más bien soy de las que entran en la fiesta y nadie luego recuerda haber visto. Quizá fuera eso, éramos demasiado parecidas, y eso todavía le resultaba más fastidioso.
El caso es que un día ojeando su blog, me día cuenta que tenía galerías vinculadas, a blogs de otros miembros de su familia, y entonces la curiosidad y seguramente el aburrimiento, hizo que empezara a entrar en ellos. Lo mismo, lo mismo que como el dicho aquel, “cuando el diablo no tiene que hacer con el rabo mata moscas”.
En términos generales no encontré nada interesante en ellos, pero uno en particular llamó mi atención enseguida. Uno en el que ella aparecía muy a menudo, sin apercatarse de que la estaban fotografiando, a veces en un discreto segundo plano, otros era el centro absoluto, a veces salía bien y otras como la verías habitualmente, cerrando los ojos al sonreír, con una mueca exagerada al bromear con los niños, aparecía simplemente natural en ellas. Y reconozco que me gustó conocer nuevas facetas de su carácter, que no se desprendían de las otras fotos, las oficiales, seguramente porque era ella quién las seleccionaba y subía, por ello siempre estaba sonriente, amable y fotogénica en aquellas, mientras éstas, por el contrario era simplemente una mami joven que entretiene a sus niños mientras su marido, en un ángulo le da la papilla en un segundo plano al bebé. En esas fotos se adivinaba como se organizaba la familia y tengo que confesar que me divertí mucho viendo esas escenas cotidianas que las otras fotos no me daban. Era como si de pronto los blogs dejaran de ser planos se hicieran un prisma y juntos permitieran una realidad más cercana y real. Y seguramente fue esa percepción más completa de su realidad la que me hizo comprender algo, algo sorprendente, que me hizo sonreír. ¿Quién había colgado tantas fotos de ella? Su cuñado.
Como iba yo a decirle que había una velada, muda, secreta devoción en ellas, si apenas nos escribíamos ya…

2 comentarios:

Jordicine dijo...

Nunca he vivido una situación así. Me imagino que tiene que ser complicado. Me alegro de que lo lleveis bien. Bufff. Sólo de pensarlo se me ponen los pelos de punta. Hay tantos celos en este mundo nuestro... Un beso.

Sonia dijo...

Siempre he pensado que que los celos es un sinónimo de inseguridad no de amor.
Pero de todos modos Jordi, es sólo ficción.

Otro beso para ti.

Cumpleaños Feliz, hija.

 Ayer cumplió 17 nuestra hija pequeña, sí, la de los ricitos, la que era menudita pero muy espabilada,  la que acompañaba a su hermana mayor...