sábado, 23 de febrero de 2008

Nuri

Se llama Nuria, pero la llamamos Nuri. Tiene el pelo rizado y los ojos azules grises, como las princesas de los cuentos. Es delgada y alta como la otra hermana del poema. Y fue la mejor compañera de juegos durante mi infancia, y tuvimos la suerte de poder compartir la adolescencia, con sus problemas existenciales, los tiempos de exámenes en la facultad, aunque ella en vez de civil estudiaba psicología.
Por avatares de trabajo se fue a Santa Cruz de Tenerife, lleva allí no sé cinco años puede ser, y aunque siempre pensé que acabaría volviendo que no podría vivir sin esta ciudad, sin su familia cerca, en fin que el tiempo me ha ido quitando esa idea, substituyéndola por otra: uno es de dónde quiere vivir, y ella ha escogido aquello: se encuentra a gusto en aquel clima, y con esas gentes de carácter amable y de acento dulce.
Y ahora ha encontrado una persona especial, la que hace tiempo buscaba y por fin tiene, guapo, amable, inteligente y con un corazón de oro. Así que sólo le deseo que sea muy feliz, que disfrute de todas las cosas buenas que tiene a su alcance y que sea valiente para romper con el pasado, que se proyecte hacia las alturas y que apunte hacia las estrellas. Porque ella se lo merece y a veces se le olvida.
Un beso.

viernes, 22 de febrero de 2008

Un lugar entre montañas

He ido a pasear con mi nena, era uno de esos días extemporáneos, el calor del sol en la terraza del café de la Plaza Sant Martí, el aroma de flores en el aire, disfrazó de primavera lo que era un viernes de febrero.
El parque estaba desierto, así que hemos subido en el columpio mucho rato. La banda sonora era un continuo trinar de pájaros, que despertaba la curiosidad de mi hija y los buscaba insistente con la mirada entre las tupidas ramas del ciprés, de pronto desde la obra de enfrente un operario se arranca a cantar como si estuviese en un balcón de Sevilla en Semana Santa, y no lo hace mal y me arranca la sonrisa. Camino por el pueblo, con sus aceras estrechas que te obligan a bajar de ellas continuamente, feliz de estar aquí, de vivir aquí. Porque me encanta levantar la vista y encontrar a mi alrededor montañas de bosques de pinos. Y si soy yo la que había vivido 12 años en el Eixample de Barcelona. No lo cambio me encanta esta quietud, saludar a la gente, cruzar unas frases. Las ciudades han dejado de ser atractivas para mí para vivir, existe una competencia constante por todo, por el espacio por supuesto, por el asiento del bus, por el aparcamiento en la calle. Las prisas innecesarias en las que nos vemos inmersos, porque en nuestra mente el urbanita, es ese ser que vive intensamente, que aprovecha todos los minutos de su tiempo, lee en el transporte urbano, camina a paso ligero, luego va a la filmoteca, después queda para cenar con amigos y hace la copa. Que si que ya he vivido todo eso, pero que esto es mejor. Y me lo digo a mi misma cuando a veces me olvido y llego al parking de Barcelona y saludo al desconocido con el que me cruzo, cuando veo que me ignora o que saluda azorado. Y de pronto recuerdo que hay que ponerse la máscara de la indeferencia, y hacer como si no hubiera nadie a tu lado.
A pesar de eso, cuando voy a Barcelona siempre pienso, que suerte que suerte poder estar tan cerca de tanta belleza. Y recuerdo a Sthendal y a su síndrome y respiro hondo.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Una voz sugerente

Hoy hemos ido juntos a llevar a la nena al cole, y estábamos en el coche cuando ha llamado una chica. Sabía que era una de ellas, por la sonrisa de oreja a oreja de mi pareja es como si su mirada pilla me dijera tu sólo escucha. Así que con el manos libres he seguido la conversación, de trabajo claro, pero con una tontería encima… unas pausas, una voz de aquellas que te dicen si crees que tengo la voz sexy espera a verme. Cuando ha colgado nos hemos reído, tiene suerte al ponerme al corriente de todo lo que le va sucediendo en la oficina, pero en fin yo he trabajado en un despacho muchos años y te aseguro que este ligoteo, esta tontería encima no es normal…es que la gente no sale el fin de semana lo suficiente o qué.
No soy celosa, por eso lo explico. Él se pone todo ancho, y yo le digo si si pero a mi, me guiñan el ojo cuando me pasan la hoja de entreno. Risas, aquí cada uno mantiene la autoestima a su manera.
Con tanto Anatomía de Grey, aquí todo el mundo se piensa que hay que estar de caza en el trabajo también… que poco bien hace la industria del cine. En fin, sonrío.

martes, 19 de febrero de 2008

Tarde de pinturas

Hoy inaguro sección nueva en el blog, el de los libros que estoy leyendo, más bien la lista de los libros que se apilan en la mesita de noche a la espera de la ocasión propicia.
Yo solía leer antes de dormirme, pero hace tantos años de eso que ni me acuerdo ahora leo a ratos sueltos, por eso siempre llevo un libro en el bolso, por si voy de paseo y se duerme la nena en el carro y me tomo un café, otro en el coche mientras espero que sean las 4 y cuarto para recoger a la otra del cole. En fin que no me importa, ahora las niñas me reclaman más llegará el momento de tener más tiempo para mi. Hoy he vuelto al gimnasio, apenas he hecho media hora, pero he querido ir de todos modos, para ver si sudando un poquito se me acaban de ir los virus del resfriado este que como siga más tiempo conmigo voy a tener que ponerle un nombre. Me ha ido bien. Esta tarde toca hacer pinturas así que voy a prepararle los pinceles a la artista…

lunes, 18 de febrero de 2008

Feng shui

Por fin un poco de lluvia. Es fina pero los árboles, las plantas, las personas la necesitábamos.
Ayer por la tarde me puse a ordenar, así que hoy nos hemos levantado encarando bien la semana. Una de las cosas que me gustan del feng shui, es eso de que el orden permite que la energía fluya. Yo lo experimento si el salón está recogido, nos hay juguetes por medio y nos hay ropa por subir, parece que esté todo en calma. No hay nada que me desconcierte tanto como el desorden, y aunque es normal porque las niñas juegan y las casas no pueden ser la foto de una revista de decoración, pero eso llega un momento en que todo tiene que volver a su sitio.
Muchas veces creo que nuestro espacio exterior es el reflejo de nuestro propio espacio interior. Cuando estamos bien, nuestro entorno está bien. Pero a la vez, puedes estar mal, y simplemente operando ciertos cambios en la distribución del mobiliario, o de la decoración hacer que algo cambie. La importancia del detalle vamos.

Cumpleaños Feliz, hija.

 Ayer cumplió 17 nuestra hija pequeña, sí, la de los ricitos, la que era menudita pero muy espabilada,  la que acompañaba a su hermana mayor...