viernes, 13 de abril de 2018

El día de tu vida

Adoro cuando leo algo que me hace pensar. A veces puede ser una frase, pero es suficiente es como si me dieran hilo para hilvanar el resto.
A menudo no valoramos los días, quiero decir, que dotamos de mayor importancia a unos generalmente dos en detrimento del resto. Pero y si tu vida es lo que vives, sientes, percibes, razonas, argumentas en ese único día. Creo que la frase hacía referencia a eso, y si nuestra vida empezara por la mañana y acabase al entrar en el sueño nocturno. Cada día sería vivir, cada noche una pequeña muerte. Cambiaría nuestra forma de disfrutar de esas horas, yo creo que sí. Valoraríamos con más intensidad esas personas con las que nos cruzamos, seríamos a lo mejor más amables con la gente que nos relacionamos habitualmente, a lo mejor hasta tendríamos tiempo para escribir un mensaje a alguien para recordarle lo importante que es para ti, lo agradable que es su conversación o lo bien que te sientes en su compañía. Consideraríamos todo lo que nos ocurre a diario con una emoción nueva, la comida por ejemplo, como no disfrutarla si fuera la última.
Obviamente esto no está hecho para pusilánimes, esta forma de considerar la vida requiere también disciplina, si no caeríamos enfermos por los excesos. Simplemente es recordarte que aunque nos enseñan a vivir a largo plazo, en realidad no hay garantías de nada que trabajar hasta el hastío para llegar a la edad de jubilarse es lo mismo que en la película de la Isla, que vivían esperando que les tocase aquel viaje. 
A veces miro en agendas que hice el día de hoy hace unos años. Y me hace gracia constatar que hay ciertas sincronías, a veces hago exactamente lo mismo, o cosas parecidas, pero eso no me importa tanto como la sintonía, el tono vital de ese día, porque es lo que acaba siendo similar. Creo que es importante cuidar los días, porque los días se hacen meses y estos años, no es una perogrullada. Nuestra vida no se hace con grandes propósitos, nuestra vida, la dotamos de importancia de significado cuando cada día actuamos con coherencia. Volviendo al símil de coser, uno no puede decir es que voy a hacer un tapiz magnífico y luego hacer malas puntadas. Para que el conjunto brille, cada punto cuenta, no vale dejar un nudo.
Es más fácil decir voy a hacer esto ahora bien a eso me refiero. Cada día tiene que ser esa puntada perfecta. Cada día tienes que acostarte diciendo, que cansado estoy pero cuántas cosas he hecho, que  suerte que he tenido que he podido leer un rato o disfrutado de ese rato tras la cena, que bien lo he hecho todo y si algo no salió bien, mañana será otro día, otra vida por estrenar, otra vida para imaginar, para proyectar, para disfrutar. Al fin y al cabo "No hay más destino que el que nos forjamos", frase que si bien podría haber dicho Marco Aurelio que yo sepa pusieron en boca de Terminator.

En fin, hasta aquí este momento compartido del viernes. Escribir con audiencia, también es un lujazo. Gracias por estar ahí. 


martes, 3 de abril de 2018

Semana Santa en cinco líneas

Al final decidimos quedarnos en casa y me pareció buen plan. He ido al gimnasio un par de días, hemos dormido mucho, en plan sin despertador, ratitos de lectura tranquila, comidas familiares y  sobremesas apacibles,  probamos torrijas de las dos abuelas, una agradable tarde con amigos de amigos, un cine _la última de Spielberg_, ellos bastantes paseos por la montaña con el perro y noches de chimenea y pelis en casa.Vamos que lo único que ha faltado es montar una estantería, eso es lo único que nos ha quedado pendiente.

Y ya estamos en abril, con él un empezamos un buen propósito, a ver qué tal.

lunes, 19 de marzo de 2018

Recuerdos como gerundios


Navegando al timón
envuelto en una pashmina
protegiéndote del sol
porque el piloto automático
se ha roto.

Tomando el  sol
fondeados
en una cala
de aguas turquesas.

Esquiando
a toda velocidad
por las pistas,
diciéndome luego
me he tirado tres negras
y yo añadiendo
_y casi, una escalera automática_

Conduciendo
_no importa por dónde
ni tampoco el tiempo_
mientras charlamos,
escuchando música
un rato la que le gusta
a cada uno 

Haciéndome
reír con el chiste
de la “poezía" y el "poema"

Y  también cansado,
entrando por la puerta
una noche tras otra.

Compañero desde los treinta
en lo bueno y en lo malo
qué suerte tuvimos
cuando tus ojos y los míos se cruzaron
porque  juntos,
nos regalamos,
dos nuevas miradas.


Feliz día del padre. 


sábado, 24 de febrero de 2018

A ratos te echo de menos


Podría sentarme a escribir que a ratos te echo de menos
Que es un sentimiento difuso, que no es amor ni es nostalgia,
Que es solo el recuerdo de algo que dijiste
y que a mi mente no le importa que eso fuera hace mucho tiempo.

Podría sentarme a escribir que nunca te olvidé
aunque fuese mentira,
o decirte que lo fuiste todo
_en aquel preciso momento de mi vida_
y no lo sería.

Pero para qué,
si tampoco lo leerías
y si lo hicieras
si por casualidad,
mis palabras a tus oídos llegasen
sé,
y lo sé a ciencia cierta
_porque te conozco mascherino_
que de todos modos, las malinterpretarías.
Por fin lo he comprendido.

Siempre hubo un abismo insalvable entre ambos
tu lenguaje  no era el mío
y aunque los dos creíamos comprender
los dos, locos de amor y presos de celos,
hablábamos sin sentido.


Para siempre, primavera


Lo cierto, lo único cierto
es que la primavera siempre vuelve
con su alfombra invisible de aromas
con su calor sutil y tenue
Ella era joven y risueña
Él solía apretar su mano
como si así pudiera quedarse con ella
En el andén lloraba,
también entonces era primavera
el aire liviano
y el dolor
_no lo sabíamos entonces_
echaba sus primeras raíces dentro nuestro
para dar su fruto,
amargo y salado,
y abrirnos el pecho
cada nueva, sutil y tenue,
aromatizada primavera.

martes, 2 de enero de 2018

La mayoría de edad de este siglo

2018.

Querido Año, 2018:

Espero de ti grandes cosas. Me gustaría empezar otra novela, porque la anterior aunque está acabada no hago más que encontrarle fallos, así que a lo mejor si empiezo otra puedo verter en ella, todo lo que me faltó en la anterior. No sé el tema, ya se irá viendo, lo que importa es que salga de dentro. Decía hace poco un autor que no hacía auto ficción, porque ya le llegaba para pagarse un psicoanálisis. Otro sin embargo, un guaperas que por cierto se da mucha retirada a mi cuñado canario, se está ganando la vida precisamente por escribir sus memorias, lo que me hace sospechar que a más de una le interesa saber más de un tipo guapo y fornido que de un enclenque, qué le vamos a hacer.
Este año voy a seguir con los buenos propósitos del año anterior, que dos veces hice el reto de las seis semanas para ponerse en forma y que concreté uno ganando la magnífica camiseta sin mangas que lo acreditaba. La verdad es que me costó bastante, por eso cuando lo conseguí estuve como dos semanas sin pisarlo. No baje de peso significativamente, pero alguna reorganización a nivel muscular si debe haber habido, porque esta navidad me probé un traje de pata de gallo, que conservo de hace una década, y entraba en él.
De todos modos sienta muy bien el acudir con cierta asiduidad al gimnasio, porque de alguna manera te hace ser más consciente de que también somos un cuerpo, y también hay que cuidarlo. 
Cuanto al tiempo, espero saber como administrarlo. Esta mañana mientras tomaba café vi un episodio de Friends,  me gustó volver a verlo, porque esos apartamentos atiborrados de cosas, de estantes de comidas están mas cerca de la realidad que las casas de cocinas industriales impolutas. Me ha gustado ver los estilismos, los colores, los detalles como el marco en la mirilla, y la pizarra de plástico para escribir tras la otra. Los noventa eran así, prácticos, divertidos, llenos de amigos con los que compartir.
Creo que esa serie para un adolescente de hoy será como ver una serie de alienígenas que se comunicaban solo oralmente, nunca llaman, nunca escriben wsp, ni están enganchados a ninguna red social, no se hacen selfies cada dos por tres. A mi la tecnología no me asusta, creo es bueno avanzar, pero no por ello no puedo evitar sentir nostalgia por aquel tipo de relaciones, aquel tipo de salidas, en los que todos estábamos por todos, y ningún otro. Hoy la gente en los bares siempre están mirando los teléfonos, o caminan en la calle con uno en la mano. Y hay algo insano en ello.
Tener toda la información a nuestro alcance, hay que preguntarlo, ¿nos está haciendo mejores personas, más capacitadas, más motivadas?  
El otro día una amiga me decía que era la única amiga que se le había quejado por enviar un mensaje de felicitación especial a las amigas. Pues sí, me quejo. Prefiero una frase, un par de palabras escritas para mí, que algo que reenvías que ni siquiera tú sabes quien ha escrito. Que le pasa a todo el mundo, que ya no saben escribir por si mismos, que en ese afán de felicitar a todos tienen que reenviar las mismas imágenes, los mismos gifs, los mismos deseos estereotipados para todo el mundo. No, yo no quiero eso, yo quiero pensar en ti cuando escribo, y que tú hagas igual conmigo.
Por eso, esta mañana he aprovechado para actualizar una agenda, direcciones y teléfonos fijos, sí esos teléfonos que van pegados a un cable. Y eso ha sido a mi modo de ver una bonita forma de empezar el año, pensando en los amigos que tenemos, los que tuvimos y los que conservamos.
Quizá porque uno de esos nuevos ( y originales) propósitos es volver a escribir cartas. Sí, como antes. Recuperar la ilusión de encontrar una en el buzón.
Y de momento estos, que ya irán viniéndome más. Quiero un año creativo, intenso, viajero y alucinante. Por pedir, verdad, no vamos a quedarnos cortos. Pero sobretodo quiero un mundo mejor, un mundo de gente que lee, que quiere mejorar, que aprende cosas buenas, que respeta a sus congéneres. Y deseo también, un Año magnífico para todos vosotros. 





Cumpleaños Feliz, hija.

 Ayer cumplió 17 nuestra hija pequeña, sí, la de los ricitos, la que era menudita pero muy espabilada,  la que acompañaba a su hermana mayor...