sábado, 20 de agosto de 2022

Un día perfecto de vacaciones

 Ha sido justo ahora que me he sentado a escribir, cuando he abierto el blog que me he dado cuenta de que también es día 20 hoy, como en la última entrada que escribí hace...cuatro meses. En fin menos mal que iba a escribir más a menudo, un post semanal y bla bla bla.

Lo cierto es que estoy leyendo más que escribiendo. Nada reseñable salvo una reciente adquisición que es tan agradable de leer que he creado hasta una rutina para ella, cuando atardece me acerco a la butaca esa del Ikea que tengo forrada de capas, como una colcha blanca doblada y una funda de cojín muy bonita como reposacabezas para desde allí ver el último rayo de sol naranja como asciende por la montaña hasta que es un hilo fino de oro y desaparece. Leer sobre libros, sobre dinastías egipcias, sobre como surgió una de las maravillas del mundo antiguo es como un placer añadido. Me resulta tan placentero que me da la sensación de estar charlando con una buena amiga, que te explica cosas interesantes, que a veces te sorprende, otras te hace sonreír. Y mientras ella me desvela secretos del mundo antiguo, la tarde se desvanece de puntillas sin hacer mucho ruido.

Pero hoy ha sido un día de esos de agosto, de piscina, de comer ensaladas ricas (una de tomate, mozzarella, albahaca y olivas negras otra de endibias con vinagre de módena y sal gorda) y pasta fresca y melón fresquito, de partidita de chess con el café, de peli que empieza bien y acabas desde el sofá con una siesta y ahora que tocaba leer un  ratito pues justo ahora eché de menos ser yo la que pusiera las palabras a los pensamientos, a las sensaciones, a los hechos. 

Cumpleaños Feliz, hija.

 Ayer cumplió 17 nuestra hija pequeña, sí, la de los ricitos, la que era menudita pero muy espabilada,  la que acompañaba a su hermana mayor...