jueves, 22 de noviembre de 2012

Anécdotas varias

Hay días que te ríes mucho. Y últimamente tengo la sensación que si no las dejo por escrito me estaré perdiendo pequeños grandes momentos que salpican los días de alegría.

El otro dia mi hija mayor, que pronto hará nueve, esperando a entrar en el cole gira el libro que lleva en las manos y ve una etiqueta, me mira y dice: _anda aquí hay una etiqueta con el precio y esto me lo trajo Papa Noel..._y yo con cara de normalidad bueno pues habrá ido a esa tienda a por él no? y ella,  con sorpresa_ pero ¿cómo es que lo ha robado?_ nooo, qué va a él se los dan gratis...y ella parece que se conforma de momento. Yo reprimí un abrazo porque intuí en ese preciso momento que faltaba muy poquito para que se le acabe ese misterio de Navidad que son los regalos de Papa Noel o de los Reyes Magos, que los niños crecen a nadie se le escapa pero a veces son esos destellos los que que nos hace darnos cuenta.

Otra memorable y que nos sucedió esta semana. Resulta que como no les encantan los garbanzos pensé en irles acostumbrando a ellos poniéndoselos en la sopa de caldo que les gusta mucho. Para presentárselos de una forma atractiva se me ocurre decirles: atención esta sopa es especial... tiene garbanzos mágicos, a cada uno le podéis pedir un deseo antes de comerlos. La mayor parece contenta con la idea y empieza a formular deseos en voz alta, la pequeña toma la cuchara y al primer garbanzo le dice: deseo que la sopa no tenga ningún garbanzo...a mi no me dio un ataque de risa de milagro.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Septiembre en forma

Estoy llevando bien el septiembre. He empezado a ir al gimnasio, después de casi dos meses. Esta vez no solo voy a nadar, me ha dado por la bicicleta estática, empecé con treinta, ahora ya son cuarenta y cinco minutos. Y la verdad es que como te indica la distancia recorrida y la voy anotando en la agenda del bolso, en fin que vas compitiendo contigo mismo. Hoy me faltaron solo tres metros para hacer los 15Km.
Mi idea es ir todos los días, porque ya se sabe que no siempre se puede ir, esta semana por ejemplo, solo fui el lunes y hoy, porque el martes fue mi santo, y me fui a la pelu a hacerme el baño de color y el miércoles llovía, llovía tanto que me quedé en casa viendo programas en inglés y creo que planché también. Día casero.
Y estoy contenta con el resultado. Estoy tonificando bastante rápido. Mañana mi idea es hacer solo 30' pero con la elíptica y luego meterme en la piscina.
Pero lo más importante ya no es solo que me encuentro mejor fisicamente, es que me organizo mejor y se hacen los días más amenos. O quizá ese optimismo vital está estrechamente vinculado a esas endorfinas extras que dicen segregamos cuando hacemos deporte, puede ser, puede ser.

jueves, 30 de agosto de 2012

El mar tras las vacaciones

Desde que hemos vuelto de las vacaciones he decidido que al menos un dia a la semana iremos a la playa. La semana pasada fue Sitges, hoy Castelldefels.
Vamos por la tarde, nos damos unos cuantos baños de mar y nos volvemos a casa. El otro día apenas tardé  media hora, hoy imagino que algo menos. Y eso en si mismo es maravilloso, vivir tan cerca del mar, tiene que servir para eso, para disfrutarlo todo el año.
La verdad es que se estaba bien, el agua de un color verde, se veía limpía. La arena no tanto, restos de colillas. Dan un poco de grima los fumadores la verdad, enterrar las colillas me parece tan asqueroso.
Estuvimos al lado de unas francesas con un montón de niños, tenían un bebé, con el paquete y un gorro que se lo estaba pasando francamente bien, gateando por la arena, acercándose hasta la orilla a investigar, me resultaba simpática la imagen, por insólita, a las mías de pequeñas les encantaba el agua, ningún problema con llevarlas, pero nada de tocar la arena.  Por suerte ahora ya no les molesta, aunque siguen jugando más en el agua, no las verás rebozándose en arena, ni juegan con ella más allá de algún eventual castillo. A ellas les gusta más eso de saltar olas, de buscar conchas, de estarse en la orilla. La verdad es que ver atardecer en la playa es casi, siempre un momento zen.

sábado, 25 de agosto de 2012

Días de vacaciones

 
Hace una semana que volvimos, así que ahora debo rememorarlas ni que sea brevemente para poder volver a ellas, de vez en cuando.
Estuvimos en Menorca, en el mismo hotel que fuimos cuando estaba embarazada de la peque y la grande tenía tres años. En casa ese hotel lo llamamos el pirata, porque en la animación tenía uno y así se quedó.
 Lo primero que he de decir es que es un destino infravalorado por el turismo nacional, y sin embargo estaba lleno de italianos. Qué playa, qué agua transparente en la orilla, qué delícia de tonalidades azules, qué arena más fina, esta vez Jose no quiso dar vueltas, es agosto y solíamos venir por San Juan, así que nos quedamos en el hotel, a pie de playa.
Y yo que no me gusta madrugar, me ponía el móvil para despertarme antes y poder pasear por la playa. Recordé a una persona con la que trabajé que decía que si se madrugaba para ir al trabajo con más motivo había que hacerlo el fin de semana para disfrutar del tiempo libre. Y la verdad es que fue un auténtico placer esos paseos antes de ir a desayunar todos juntos.
 
Y casi todas las veces, lo hice acompañada por la peque, que se despertaba y poniéndose de pie en la cama se mostraba dispuesta a acompañarme, risueña y sigilosa para no despertar a su hermana. De esos paseos por la mañana saqué un par de conclusiones, la primera es que no sabemos aprovechar la belleza de las horas primeras en la playa. A pesar de que a esas horas la luz es preciosa, y el sol acompaña sin que te agobie el calor, había pocas personas disfrutando la playa, los dos hombres que colocan las sombrillas y las tumbonas, limpiándolas de arena con una escoba, algun corredor, unas cuantas abuelitas con sombrero y pocos más. La segunda es  que me encantó eso de empezar el día con un paseo por la orilla, mojándome los pies de la mano la nena que te explica cosas, muchas teniendo en cuenta no haber tomado un café con leche, que ahora quiere saber de quién es esa huella en la arena, de gaviota, ah no espera esta es de pato, vamos a verlos. Y a la que luego animo a escribir su nombre y a poner sus manitas en la arena mojada, para que quede el recuerdo, como en el paseo de la fama aquel, y luego se sorprende por la avidez con que el agua se lleva su nombre.
 
Sin embargo el último día fue especial, porque mientras nos acercábamos a la playa, tuve una visión inolvidable, pues en vez de los pequeños veleros de costumbre, había anclado un espectacular velero de época. Fue emocionante y te aseguro que por unos segundos pude compartir el sentimiento de pavor que debían sentir los habitantes de la zona cuando avistaban un barco pirata. La foto la tomó él horas más tarde. 
 


En fin que ellas disfrutaron mucho y nosotros realmente pasamos unos días de lo más relajados. Y también voy a rescatar una de las noches, la que viniendo de hacer la crêpe de Cales Fonts, paramos a ver las estrellas fugaces. Allí fue la mayor, la que disfrutó de lo lindo, sorprendiéndose y gritando de emoción cada vez que veía una. Qué cielo, esa noche se veía el firmamento como pocas veces lo he visto, el camino de estrellas que es la vía láctea. Acostumbrada como estoy a ver el puñado de estrellas que se ven desde el cielo de Barcelona, aquello parecía un planetarium.

Me llegué a plantear si la gente que vive allí todo el año es consciente de toda la belleza que les rodea, o si uno llega a inmunizarse y acaba por serle indiferente. Habrá que volver y seguir investigando.

viernes, 27 de julio de 2012

La tercera "bessona"

Este verano me voy a acordar de ella por su me lo "guarras"? mientras me tiende sus gafitas de sol. Si cariño, si que te lo guardo, pero se dice guardas ¿vale?. Luego se puso las gafas azules de nadar de su prima, y se las dejó todo el rato, mientras jugaba, caminaba alrededor de la piscina del tenis, con el aire de un científico excéntrico con sus rizos rubios. En el agua también jugamos mucho, al sillón de la reina, a la lancha, a lanzarla (aunque solo la sumergía hasta los hombros, normal es chiquitita aún).
Jugamos al tiburón, con la banda sonora incluida, jugamos a hacer la barca, que es hacerse el muerto y que se te suban encima...  Pero si tengo que quedarme con una foto, lo hago con esa en la que yo estoy tumbada y ella encima mío, recostada apoya su bracito hacia atrás, en un gesto de complicidad, de comodidad, de cariño que me conmueve. Hay gestos que lo dicen todo.

sábado, 14 de julio de 2012

Siempre se aprende algo

Y es que no deja de ser curioso.

Uno se traslada a vivir a 3.000 Kms de su familia, y cuando vuelve de vacaciones, uno podría pensar que lo que le apetece es compartir el máximo de tiempo posible con ella, pero no, resulta que lo que de verdad le hace feliz, lo que de verdad le resulta emocionante es visitar lugares, ir al parque de la Ciudadela a remar, o a escuchar música clásica, a la Sagrada Familia (otra vez) al zoo (otra vez) ir al Borne a cenar...y oye son sus vacaciones. Son sus vacaciones era como un lema sagrado, y hostil que blandía al final de sus frases.
Básicamente me vino a decir, que yo siempre hacía lo mismo, yo le organizaba sus vacaciones, y que no me preocupase que cuando la niña fuera más grande viajarían por Europa ...
Por eso esa noche, cuando me abandoné a la lectura del libro sobre Virginia Woolf, magnífico, escrito por una italiana, y hablando de su amante Vita, refirió que más que amar a las personas amaba a los lugares, me dije anda, mira otra.
Ahora al menos ya lo sé, todas las dudas me han sido despejadas, ahora sé que no vienen por nosotros. Ellos solo vienen a verla a ella: la deslumbrante Barcelona y lo demás, no importa qué, es accesorio.

jueves, 31 de mayo de 2012

Primera experiencia casual con el magnetismo

Recogiendo juguetes encontré un brazalete de plástico imantado de esos que al lanzarlos se cierran sobre si mismos. Era el naranja que se dejó mi sobrina por el coche y como ponía SOY DIVINA, me hizo gracia y  me lo lancé al tobillo y seguí con las tareas. La verdad es que como lo había hecho por puro juego no le presté atención, pero hoy sin embargo me dí cuenta que el tobillo me molestaba menos. No dije que me lo había puesto sobre el que tuve el esguince.
Así que esta noche ya me he puesto a mirar sobre magnetismo. Y me he cambiado el brazalete del tobillo al codo, que me lo notaba cargado. Cuando me ha visto mi pareja ha dicho que friki queda eso no? y yo le he dicho pues si pero si se me va la molestia vale la pena. Seguiremos investigando.

Primavera, en teoría

     A mí, me intriga esa clase de personas que no tiene plantas en casa, tienen un pase los que tienen gatos que ya se sabe que ellos llega...