martes, 17 de noviembre de 2020

Mensaje en sueño

Seguramente es por la serie que hemos empezado a ver, AO, pero esta noche tuve un sueño de esos que te levantas y dices ¡uau! No lo recuerdo mucho, pero básicamente volaba entre dimensiones, estaba oscuro y había estrellas (como en la serie, no he inventado nada) pero en un momento dado, aunque hay ingravidez estoy de pie, levanto la cabeza para arriba y para abajo (porque en ese sueño era posible que ella estuviera en algún nivel) para que me oiga bien y digo: Te quiero.  Y mis palabras se oyen fuertes y se expanden,  siento la seguridad que ella me ha escuchado, aunque no la haya visto. Me desperté feliz de haberle podido enviar el mensaje.


domingo, 1 de noviembre de 2020

Un recuerdo a los que se fueron

 Tienes hoy flores, como todos los días, porque sé que te gustaban mucho, qué hablabas con ellas, tus plantas y que les animabas a que crecieran o se repusieran si estaban algo alicaídas. Te recuerdo enseñándome tu galería llena de plantas, era un pequeño oasis verde, con su palmera,  sus orquídeas y sus plantas colgantes, estabas tan contenta con ella y celebrabas cuando una planta encontraba su sitio, les abrías los ventanales para que recibieran el sol de la mañana, luego ya cerrabas las cortinas blancas, las que siempre querías bien ver colgadas y me hacías subir en lo alto de la escalera si se escapaba algún ganchito. La galería siempre olía a tu suavizante, a ropa limpia doblada, esperando la plancha. Te recuerdo siempre bien peinada, tu obsesión de niña de tener el pelo rizado como tu hermana se transformó luego en llevar siempre el peinado de peluquería, pero liso ahora, te recuerdo el pelo rizado tras la playa, no te quedaba mal pero a ti  simplemente no te gustaba.  Me acuerdo muchas veces de tu voz, de tus besos, de tu forma de andar, me encantaba verte venir hacía el coche, tus pasos cortos, pero ligeros, tú, siempre muy erguida. Te fuiste como eras, no te dio tiempo a envejecer aunque este año ya hubieras soplado los 82.

Pero te fuiste, aunque tú no lo querías, tú decías que ibas a llegar a los 100. Y todos viéndote, nos parecía normal que así fuese. Y luego a mediados de diciembre tuviste un sueño, vinieron a verte dos ángeles, uno de ellos un poco pasota, así lo calificaste decían que venían a buscarte, pero tú les dijiste no, no, es que yo quiero vivir hasta los 100... y que te respondieron, te pregunté, y dijiste nada solo movieron las caras como no sabiendo. Un mes después seguramente los mismos, volvieron a buscarte, estabas tranquila, dormías. Pasamos juntas esos días de tormenta, te fuiste al final de ella y luego te despedimos un día tranquilo y soleado.

Hoy es el día de recordar a los que nos precedieron, a los que dejaron una huella bonita, a los que nos tocaron el corazón con sus palabras, con sus gestos, o con su forma de querer para agradecerles todo lo que hicieron por nosotros.

Te echamos todos mucho de menos, pero eso ya lo sabes tú.


martes, 27 de octubre de 2020

Entre dos aguas

 Estos días, no sé si a vosotros os pasa igual a veces estoy medio bien, hasta optimista, otras me siento un poco desanimada, como si nada tuviera demasiado sentido. 

Un día estoy contenta, me basta con ver ese cielo azul, los árboles y ver como crece alguna plantita, escuchar como cantan o tocan algo, o reírme de alguna ocurrencia o simplemente dejarme fluir con el quehacer diario. Otros, nada de eso es suficiente, esos días en los que me siento triste y hoy es de ellos procuro hacer algo que me guste, como para compensar.

Los días pueden equilibrarse de muchas maneras. A mí me funciona ir a nadar, o hacer una clase de aquagym (con mis amigas inmortales) leer un capítulo o dos de un libro como el que ahora leo que me esta resultando simpático; comer donuts (que tienen aceite de palma, así que muy mal); bajar al garden (esto nunca falla, es la mejor terapia del mundo, acaso no es un garden como un jardín perfecto, siempre en estado de floración) o hacer una cena entre semana, como si se celebrara algo. Esto último es muy acertado en mi caso, porque ya, cada vez celebramos menos; ni San Valentín, ni San Jordi, ni cuando empezamos a salir, ni cuando  empezamos a vivir juntos  y tampoco claro, la fecha en la que nos casamos. Bueno intentos ha habido, pero al final como  siempre era cosa mía recordarlo, hacer algo especial, como que ha acabado por parecerme absurdo. Cada pareja funciona a su propio modo, la nuestra es bastante disfuncional en este sentido, lo reconozco. 

Supongo que es el cambio de hora, es el otoño que empieza a despertar el frío, es este año, triste como no recordamos otro. Hoy escuché que esto es una consecuencia de la naturaleza (ella no dijo Madre-naturaleza, pero era el sentido de su discurso) que nosotros éramos su cáncer (tal cual) desde luego animosa no resultaba. Pero reparé en mi café con leche, en vaso de bambú, que he comprado porque me da pena que hayan cerrado los bares en Cataluña sin darles otra alternativa que los pedidos para llevar, y pensé a lo mejor sí.

Nada más por hoy. A seguir con lo que venga, a luchar por lo que nos importa, con todo el ánimo y todas las ayudas que sean precisas, de ahí que haya venido, porque también escribir forma parte de mi particular artillería. 

Cuidaos mucho, sed felices.

miércoles, 12 de agosto de 2020

Sueño bonito

 Soñé hace unos días que este blog había aparecido como una sugerencia en un diario importante. Lo gracioso es que yo no me había dado cuenta, había sido en agosto de 2017 (recuerdo ese dato con precisión) y en el sueño pensaba que tendría que buscarlo en la hemeroteca y lo realmente bonito fue saber que estaba en la categoría de aquellos que ayudan.

Y ahora que lo pienso seguramente era un mensaje que me enviaba yo misma desde el futuro, para que no  lo deje tan aparcado, quizá para recordarme lo obvio, que aunque no esté en mi mejor momento de ánimo siempre va bien escribir. Hazme sitio que voy.

jueves, 26 de marzo de 2020

La vuelta

Hola a todos.
Han pasado unos cuantos meses, así que no sé si quedará alguien. A veces creo que en este mundo digital pasa como en la película del Show de Truman, cuando corta la emisión por fin, y parece que va a ser una hecatombe pero simplemente otro dice y ahora qué dan.
Supongo que han sido meses que no me apetecía escribir. Mi madre falleció a finales de enero.
Nos dieron el diagnóstico volviendo de la comunión de Sofía, en junio de 2018. Y no fue bueno, ya tenía metástasis, pero ella se mantuvo fuerte, se siguió arreglando, fuimos juntas a la quimio, a la radio y le fue bien, porque disminuyó el tumor que le obstaculizaba el retorno sanguíneo. Este julio la ingresamos de urgencias en el Clinic, pensaba que no saldríamos, pero salimos, y nos tomamos un buen desayuno y le hice una foto. Era la foto de la victoria.
Recuerdo algo del día de su funeral, era por la mañana muy temprano, y sentí un abrazo, y aunque era era Jose el que me abrazaba, no era él sino mi madre la que me abrazaba, el peso era más liviano y yo le toqué el dedo anular ese que tenemos la dos tan parecido para reconocerla. Era ella, era su manera de reconfortarme, me estaba abrazando antes de empezar aquel duro día. Lo sentí de una forma muy vívida y real, al rato vino otro abrazo y ya era como los de siempre.
La echo de menos mucho pero estoy agradecida por el tiempo que pudimos estar juntas. Las personas que queremos no se van, siguen con nosotros, nos hablan, nos sonríen. 
Creo que la única diferencia entre ellos y nosotros es que ellos no lloran.

viernes, 13 de abril de 2018

El día de tu vida

Adoro cuando leo algo que me hace pensar. A veces puede ser una frase, pero es suficiente es como si me dieran hilo para hilvanar el resto.
A menudo no valoramos los días, quiero decir, que dotamos de mayor importancia a unos generalmente dos en detrimento del resto. Pero y si tu vida es lo que vives, sientes, percibes, razonas, argumentas en ese único día. Creo que la frase hacía referencia a eso, y si nuestra vida empezara por la mañana y acabase al entrar en el sueño nocturno. Cada día sería vivir, cada noche una pequeña muerte. Cambiaría nuestra forma de disfrutar de esas horas, yo creo que sí. Valoraríamos con más intensidad esas personas con las que nos cruzamos, seríamos a lo mejor más amables con la gente que nos relacionamos habitualmente, a lo mejor hasta tendríamos tiempo para escribir un mensaje a alguien para recordarle lo importante que es para ti, lo agradable que es su conversación o lo bien que te sientes en su compañía. Consideraríamos todo lo que nos ocurre a diario con una emoción nueva, la comida por ejemplo, como no disfrutarla si fuera la última.
Obviamente esto no está hecho para pusilánimes, esta forma de considerar la vida requiere también disciplina, si no caeríamos enfermos por los excesos. Simplemente es recordarte que aunque nos enseñan a vivir a largo plazo, en realidad no hay garantías de nada que trabajar hasta el hastío para llegar a la edad de jubilarse es lo mismo que en la película de la Isla, que vivían esperando que les tocase aquel viaje. 
A veces miro en agendas que hice el día de hoy hace unos años. Y me hace gracia constatar que hay ciertas sincronías, a veces hago exactamente lo mismo, o cosas parecidas, pero eso no me importa tanto como la sintonía, el tono vital de ese día, porque es lo que acaba siendo similar. Creo que es importante cuidar los días, porque los días se hacen meses y estos años, no es una perogrullada. Nuestra vida no se hace con grandes propósitos, nuestra vida, la dotamos de importancia de significado cuando cada día actuamos con coherencia. Volviendo al símil de coser, uno no puede decir es que voy a hacer un tapiz magnífico y luego hacer malas puntadas. Para que el conjunto brille, cada punto cuenta, no vale dejar un nudo.
Es más fácil decir voy a hacer esto ahora bien a eso me refiero. Cada día tiene que ser esa puntada perfecta. Cada día tienes que acostarte diciendo, que cansado estoy pero cuántas cosas he hecho, que  suerte que he tenido que he podido leer un rato o disfrutado de ese rato tras la cena, que bien lo he hecho todo y si algo no salió bien, mañana será otro día, otra vida por estrenar, otra vida para imaginar, para proyectar, para disfrutar. Al fin y al cabo "No hay más destino que el que nos forjamos", frase que si bien podría haber dicho Marco Aurelio que yo sepa pusieron en boca de Terminator.

En fin, hasta aquí este momento compartido del viernes. Escribir con audiencia, también es un lujazo. Gracias por estar ahí. 


martes, 3 de abril de 2018

Semana Santa en cinco líneas

Al final decidimos quedarnos en casa y me pareció buen plan. He ido al gimnasio un par de días, hemos dormido mucho, en plan sin despertador, ratitos de lectura tranquila, comidas familiares y  sobremesas apacibles,  probamos torrijas de las dos abuelas, una agradable tarde con amigos de amigos, un cine _la última de Spielberg_, ellos bastantes paseos por la montaña con el perro y noches de chimenea y pelis en casa.Vamos que lo único que ha faltado es montar una estantería, eso es lo único que nos ha quedado pendiente.

Y ya estamos en abril, con él un empezamos un buen propósito, a ver qué tal.

Primavera, en teoría

     A mí, me intriga esa clase de personas que no tiene plantas en casa, tienen un pase los que tienen gatos que ya se sabe que ellos llega...