Cuando llegan estos días, siempre me pregunto si las escribo o no, las postales.
Precisamente esta mañana he enviado unas cuantas por mail, son las de los amigos del trabajo, las de los amigos del grupo, pero la familia, siempre me plantea la duda de si escribirles la postal o no.
Supongo que en cada casa siempre se atribuye ese papel, de escriba navideño a alguien, y ese alguien en la mía era yo. Desde bien pequeña, recuerdo como hacía las líneas con lápiz para escribir sobre ellas, y las equivocaciones y volver a empezar.
Sin embargo el recuerdo más bonito que guardo de ellas es una llamada de mi abuelo, al recibirla, emocionado al ver en mi letra el reflejo de la letra de su propia madre.
Ciertamente, ahora que lo pienso pocas cosas son tan hermosas y sencillas como que te dediquen unas líneas manuscritas.
Precisamente esta mañana he enviado unas cuantas por mail, son las de los amigos del trabajo, las de los amigos del grupo, pero la familia, siempre me plantea la duda de si escribirles la postal o no.
Supongo que en cada casa siempre se atribuye ese papel, de escriba navideño a alguien, y ese alguien en la mía era yo. Desde bien pequeña, recuerdo como hacía las líneas con lápiz para escribir sobre ellas, y las equivocaciones y volver a empezar.
Sin embargo el recuerdo más bonito que guardo de ellas es una llamada de mi abuelo, al recibirla, emocionado al ver en mi letra el reflejo de la letra de su propia madre.
Ciertamente, ahora que lo pienso pocas cosas son tan hermosas y sencillas como que te dediquen unas líneas manuscritas.
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