Esta noche voy a dedicar mis palabras a una persona, que conocía poco.Una persona afable, educada que te daba los buenos días con una sonrisa, y te recompensaba la compra del diario con unas golosinas, un par de bolitas de chicles de fresa si sabía que tienes niños.
Se fue un sábado por la tarde a la playa y allí le sobrevino un ataque cardiaco. Al día siguiente, nadie abrió el quiosco y tan solo había un cartel.
Todavía no he encontrado una persona que lo conociese que no hablara bien de él. Y la verdad es que hemos sentido su ausencia. De hecho casi todos los domingos nos acercábamos a allí solo para comprárselo a él, aunque tuvieramos otro más cerca. Él te daba una sonrisa, o un poco de conversación y desprendía una humanidad que a mi me ha hecho reflexionar mucho.
Cómo se puede a echar a faltar a una persona que apenas conocíamos. La respuesta es el halo, la energía, o simplemente el amor que emanaba. Todos saliamos de allí un poco más felices, un poco más personas. Y lo alucinante ha sido saber que ni siquiera era el propietario. Simplemente hacía su trabajo de la mejor manera posible.
Me gusta eso de que la conciencia es capaz de cambiarlo todo. Que otro mundo, uno mejor es posible y que podemos hacerlo realidad meditando. Su vida tuvo sentido porque creó muchas reacciones en cadena. Estoy segura que está bien, allá dónde esté, disfrutando de sus eternas vacaciones en la playa y que desde allá seguramente nos sigue sonriendo.
5 comentarios:
Impresionado Sonia, algo más que bastante...
Un lindo y seguro que merecido homenaje, SONIA. Un beso y hasta pronto.
Gracias Jon!a mi me ha gustado mucho esa nueva categoría que has creado entre el bastante y el mucho. Ah el idioma que singular y extraordinario que se hace en boca de cada uno! me encanta.
Gracias Jordi, estamos rodeados de muy buenas personas y hay que disfrutar de la compañía y energía que nos brindan.
;)
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