miércoles, 20 de abril de 2022

Mindfulness

Estoy haciendo un curso fantástico, al que he llegado como pasa con muchas cosas buenas que nos sorprenden por pura casualidad. Acompañé a mi padre a una consulta, tuvimos que esperar, dato este importante porque si no no hubiera reparado en todos los carteles, entre ellos el que hablaba de este curso. Me pareció interesante aunque no tenía muy claro sobre de lo que iría, pero pensé bueno debe ser algo orientado a dar estrategias para ayudar con las enfermedades y creo que nos puede ir bien a todos porque uno aprende y al hacerlo mejora la vida de los que le rodean. Total que pensé mira puede ser una charla interesante de 2h y media...me aceptan y veo que efectivamente son 2h y media pero durante 8 semanas, o sea que hemos pasado del ver de que va esto a vamos a aprender a utilizar esto. Y la verdad es que es muy chulo, el profesor muy bueno y los compañeros que voy conociendo son de 10, porque algunos están recién operados, o con sus tratamientos y los veo con una vitalidad, unas ganas de hacer cosas, de mejorar que dices, qué personas más dignas de admiración. 

Es la primera vez que hago un curso por videollamada, al principio pensé huy que raro va a ser esto, pero mira después de unas cuantas sesiones ya me gusta, no se pierde el tiempo en desplazamientos y me parece que no será el último. De hecho a veces este curso me gusta porque me rompe muchos de nuestros esquemas mentales, a través de ejercicios te va haciendo dar cuenta de aspectos relevantes, sobre todo a propósito del modo de hacer las cosas.

Hoy mientras desayunaba en una mesa cercana había un padre joven, treintañero con su hijo de unos 4 años, esa edad tan linda en la que hablan ya muy bien y tienen las cosas tan claras cuando se les pregunta algo. Lo oía hablar con su vocecita aguda pero no le respondían mucho, me giré y vi que en esa adorable escena de un papá que desayuna con su hijo porque lo acompaña al cole había un móvil por medio, que robaba las miradas y las contestaciones al pequeño. Así que ahí dejo la propuesta, ahora que nos hemos quitado las mascarillas, a ver si nos quitamos también la venda.

Seguro que habrá definiciones mucho mejores que la mía, pero para mí el mindfulness es enseñarte a recuperar la poesía que hay en todo lo que nos rodea, en las personas que tratamos, en las cosas que hacemos. Ser un poco más conscientes de esta felicidad del aquí y el ahora. 

Sed buenos.



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