Lo reconozco no estoy educando igual a la pequeña que a la mayor, no juego con ella de la misma manera ni tenemos las mismas rutinas. Y hoy mientras buscaba dietas astringentes en una enciclopedia sobre el cuidado de niños caí en la cuenta. "A los 18 meses decía debería tener entorno a a 30 palabras". ¿tantas? me he puesto a hacer inventario de las que recuerdo haber oído a la nena, y son sólo unas 15: agua, mama, papa, tata, yaya, tana (la perra), pepe, patata... además de las onomatopéyicas como "cuá" del estilo.
Pero en fin estoy segura que dentro, aguardando tiene muchas más, porque hoy mismo sin ir más lejos estaba comiendo se le ha caído un trocito de jamón york y se ha levantado ha ido directa a la cocina y sin decir nada ha abierto el armario y ha tirado el trocito en el cubito de la orgánica, y yo que estaba mirándola de reojo me he quedado boquiabierta.
Ayer también fue divertido, porque se sentó en el taburete del piano y se puso a aporrearlo con ganas y no contenta con ello movía también la cintura, todavía me hace reír al recordarlo. O como el otro día que la mayor de vez en cuando me pregunta como se escribe una letra y yo se la dibujo en el aire y dice ah vale, y a la que me giro veo a la pequeña con el índice trazando círculos también.
Pero de las cosas que más gracia me hace es cuando se pone expresiva, por ejemplo le pregunto está calentito y ella abre mucho los ojos y separa los deditos de las manos mientras hace una mueca con la boca, sabe que me hace gracia igual que cuando sale de la piscina y le digo venga que hace frío corre a la toalla. Me encanta ver como se acurruca entre mis brazos.
Y cuando las veo juntas me digo, bueno es cierto, no juegas de la misma manera con ella, pero tiene otros estímulos acaso mejores.
jueves, 31 de julio de 2008
viernes, 25 de julio de 2008
Déjame que te cuente
Hoy has comido los macarrones de la abuela, te hemos llevado de paseo por el Pueblo Español, has escuchado nuestras risas mientras nos probábamos sombreros de rafia, aunque al final tu mami se haya quedado con la gorra azul celeste con letras blancas, has estado en una exposición de arte, quién sabe si te han llegado las endorfinas que mamá ha producido mientras veía cuadros y esculturas, has probado un cacaolat frío y luego un helado de straciatella, mamá estaba golosa. Luego de nuevo nos has oído hablar, de la tienda de los abanicos, de la del macramé, de la de los juguetes hechos a mano, de la de madera, de la de las máscaras venecianas. Lo hemos pasado bien, sentados en el mirador apenas un par de fotos con el móvil.
Luego en la terraza del MNAC has probado una coca-cola, y has sentido el fresquito de una lluvia de verano que apenas ha durado cinco minutos pero que ha hecho que de pronto todos nos pusiéramos a cubierto bajo los parasoles. Y desde allí mientras atardecía tu papá ha visto por vez primera las fuentes de Montjuich. Tu abuelo nos llevaba muchas veces a verlas, y casi siempre volvíamos de aquellas salidas con nuestros collares fosforescentes que se veían en la oscuridad, así que tu también vendrás a verla todas las veces que vengas a Barcelona.
Y si, hoy te he visto, por vez primera, fugaz en blanco y negro. Tu perfil, tu barbilla: brillabas como una lucecita en un inmenso universo negro. Que bonita se te ve. Crece sigue creciendo, disfruta del cálido vientre de mamá, de esas voces que tanto te cantan, de las caricias del sol y del dulce vaivén de esas olas que su caminar te mecen. Duerme y sueña que te espera un mundo entero, mi pequeña Sofía.
Luego en la terraza del MNAC has probado una coca-cola, y has sentido el fresquito de una lluvia de verano que apenas ha durado cinco minutos pero que ha hecho que de pronto todos nos pusiéramos a cubierto bajo los parasoles. Y desde allí mientras atardecía tu papá ha visto por vez primera las fuentes de Montjuich. Tu abuelo nos llevaba muchas veces a verlas, y casi siempre volvíamos de aquellas salidas con nuestros collares fosforescentes que se veían en la oscuridad, así que tu también vendrás a verla todas las veces que vengas a Barcelona.
Y si, hoy te he visto, por vez primera, fugaz en blanco y negro. Tu perfil, tu barbilla: brillabas como una lucecita en un inmenso universo negro. Que bonita se te ve. Crece sigue creciendo, disfruta del cálido vientre de mamá, de esas voces que tanto te cantan, de las caricias del sol y del dulce vaivén de esas olas que su caminar te mecen. Duerme y sueña que te espera un mundo entero, mi pequeña Sofía.
miércoles, 23 de julio de 2008
Violeta y Cristina
La foto era sorprendente, dos niñas habían muerto ahogadas y sus cuerpos yacían en la playa ocultos por toallas, detrás una pareja sentada parece dispuesta a pasar el día de playa. Era tan triste la imagen que no me conformé con la reseña.
Buscando en la prensa italiana más detalles he encontrado el blog de un cardenal, Sepe, de la iglesia de Nápoles, que explica la historia con más detalle, eran primas y de etnia gitana, vendían baratijas por la playa, se dieron un baño la pequeña de 12 años empezó a tener dificultades y su prima fue en su auxilio. Las dos se ahogaron. La foto que tiene en el blog corrobora la otra, mientras se llevan el ataúd gente tomando el sol en unas hamacas de color verde.
El post habla de la indiferencia, pero a mi me parece que hay mucho más que eso, me parece un delito, la omisión del deber de socorro, nadie, nadie en esa playa fue capaz de echarse al agua para tratar de ayudarlas. ¿Nadie las vio en dificultades? Y si así fue, como puede uno después de presenciar algo tan triste cerrar los ojos y tomar el sol.
Tengo fe en el ser humano, aunque a veces sinceramente viendo cosas así se quiebra.
Buscando en la prensa italiana más detalles he encontrado el blog de un cardenal, Sepe, de la iglesia de Nápoles, que explica la historia con más detalle, eran primas y de etnia gitana, vendían baratijas por la playa, se dieron un baño la pequeña de 12 años empezó a tener dificultades y su prima fue en su auxilio. Las dos se ahogaron. La foto que tiene en el blog corrobora la otra, mientras se llevan el ataúd gente tomando el sol en unas hamacas de color verde.
El post habla de la indiferencia, pero a mi me parece que hay mucho más que eso, me parece un delito, la omisión del deber de socorro, nadie, nadie en esa playa fue capaz de echarse al agua para tratar de ayudarlas. ¿Nadie las vio en dificultades? Y si así fue, como puede uno después de presenciar algo tan triste cerrar los ojos y tomar el sol.
Tengo fe en el ser humano, aunque a veces sinceramente viendo cosas así se quiebra.
martes, 22 de julio de 2008
Sólo una galería más del alma
Por aquel entonces cuando escribía en la galería, de techos altos y muchos ventanales como tantas otras del Eixample, en las calurosas noches de verano solía abrir las ventanas pero siempre dejaba echadas las cortinas, la mayoría de las veces apenas entraba una suave brisa que olía a mar, pero algunas era tan osado el viento que hinchaba las cortinas blancas hasta convertirlas en velas, y sólo entonces aquella galería dejaba de serlo para convertirse en un barco que empujaba mi imaginación mar adentro.
A veces me asomaba a la ventana para ver las luces de las otras casas, había una que me gustaba especialmente porque cuando, me imaginaba yo que tenían invitados, ponían cuatro o cinco velitas naranjas en su balcón, era dulce de ver.
Por aquel entonces a ratos me imaginaba como iba a ser mi vida luego, como sería mi casa, donde estaría con quién iba a compartir mi día a día, mi más profundos anhelos vitales, quién arrancaría todas aquellas sonrisas dormidas. No es que la vida de aquel entonces no mereciera ser disfrutada pero a los veintitantos, recuerdo unos cuantos años apáticos de estancamiento, hoy los llamo de necesaria transición.
Aprendí duras lecciones, una de ellas es que no se debe trivializar lo sublime, que no se debe jugar con los sentimientos que tal vez lo que empieza con una discusión tonta acaba siendo luego irreversible, la siguiente es una consecuencia de la anterior, que podría resumirse en aquello de a lo hecho pecho, que no debemos aferrarnos al pasado, que hay un momento en la vida en que hay que pasar página, porque si no lo haces vivirás tu única vida malgastándola en algo inerte. Porque puedes proyectarte en el futuro, soñar hasta despierto en tu presente, pero el pasado se escapó ya de tus manos, y salvo que creas en el eterno retorno de nietzsche no puede volver a ti.
No lo sé. El caso es que hoy mientras conducía sola, porque las niñas iban el coche de su padre, de regreso a casa me sentía contenta. Si es cierto, podía haber escogido otras opciones, quién sabe a donde me hubieran llevado pero escogí esta.
Y pienso en aquel barco de velas que surcaba bajo noches estrelladas la estela de su destino ignoto y sonrio al ver donde echó su ancla.
A veces me asomaba a la ventana para ver las luces de las otras casas, había una que me gustaba especialmente porque cuando, me imaginaba yo que tenían invitados, ponían cuatro o cinco velitas naranjas en su balcón, era dulce de ver.
Por aquel entonces a ratos me imaginaba como iba a ser mi vida luego, como sería mi casa, donde estaría con quién iba a compartir mi día a día, mi más profundos anhelos vitales, quién arrancaría todas aquellas sonrisas dormidas. No es que la vida de aquel entonces no mereciera ser disfrutada pero a los veintitantos, recuerdo unos cuantos años apáticos de estancamiento, hoy los llamo de necesaria transición.
Aprendí duras lecciones, una de ellas es que no se debe trivializar lo sublime, que no se debe jugar con los sentimientos que tal vez lo que empieza con una discusión tonta acaba siendo luego irreversible, la siguiente es una consecuencia de la anterior, que podría resumirse en aquello de a lo hecho pecho, que no debemos aferrarnos al pasado, que hay un momento en la vida en que hay que pasar página, porque si no lo haces vivirás tu única vida malgastándola en algo inerte. Porque puedes proyectarte en el futuro, soñar hasta despierto en tu presente, pero el pasado se escapó ya de tus manos, y salvo que creas en el eterno retorno de nietzsche no puede volver a ti.
No lo sé. El caso es que hoy mientras conducía sola, porque las niñas iban el coche de su padre, de regreso a casa me sentía contenta. Si es cierto, podía haber escogido otras opciones, quién sabe a donde me hubieran llevado pero escogí esta.
Y pienso en aquel barco de velas que surcaba bajo noches estrelladas la estela de su destino ignoto y sonrio al ver donde echó su ancla.
Si soy yo
viernes, 18 de julio de 2008
Membrillo
Cortó un buen trozo y se lo llevó a la boca, le encantaba el contraste de sabores con el queso seco curado. La chica ya le advirtió que posiblemente fueran los últimos, porque la señora que se los hacía le había dicho que ya era mayor para tanto trajín. Y realmente lo saboreó. Era perfecto, su consistencia moderada, su punto exacto de dulzura, una pequeña obra de arte para el paladar, dentro de un molde de flan de aluminio. Cerró los ojos. No siempre le había gustado, de pequeña seguro que no. Pero había escuchado muchas veces la anécdota de su madre, y le encantaba aquello de la “carne de membrillo”. Creo que fue pasados los treinta que lo probó, no consiguió recordar cual fue la vez primera, quizá fuera en algún restaurante.
Y ahora cada vez que lo prueba, sigue sorprendida de ese sabor. Dulce y sutil. Lo haría ella, después de aquella cena, decidió que lo haría ella. No importaba cuan trabajoso fuera, ni las veces que debiera intentarlo ella se propuso hacer carne de membrillo, tal vez así llamado porque entonces no debían ver los filetes con la misma frecuencia que hoy se llevan a la mesa. Carne vegetal, eso es. La forma de salvar el mundo tenía forma de dulce, textura de filete y “grandes propiedades nutritivas”. Se lo acaba de inventar, bueno seguramente se dijo, y puso en la barra de google “propiedades nutritivas membrillo” oh, y lo descubrió todo de aquel apreciado fruto, el nombre del árbol de donde procede, la familia ilustre del mismo, nada menos que las rosáceas, que lujo. Que resulta imposible comer el fruto sin cocinarlo pero que es muy aromático. Y no debe ser casualidad que en Grecia los membrilleros se asociaran a la diosa del amor, Afrodita por considerarlo símbolo del amor y la fecundidad. Por dios que flechazo, sentía que se enamoraba apenas saberlo. Y aún hay más, reparó en que era costumbre que los recién casados tomasen uno antes de entrar en el lecho nupcial. ¿Por el potasio? Sospechó, porque descubrió que es pobre en nutrientes, salvo en ácido málico, que a pesar del nombre agorero es muy bueno para la salud, siguió tirando del hilo.
Y ahora cada vez que lo prueba, sigue sorprendida de ese sabor. Dulce y sutil. Lo haría ella, después de aquella cena, decidió que lo haría ella. No importaba cuan trabajoso fuera, ni las veces que debiera intentarlo ella se propuso hacer carne de membrillo, tal vez así llamado porque entonces no debían ver los filetes con la misma frecuencia que hoy se llevan a la mesa. Carne vegetal, eso es. La forma de salvar el mundo tenía forma de dulce, textura de filete y “grandes propiedades nutritivas”. Se lo acaba de inventar, bueno seguramente se dijo, y puso en la barra de google “propiedades nutritivas membrillo” oh, y lo descubrió todo de aquel apreciado fruto, el nombre del árbol de donde procede, la familia ilustre del mismo, nada menos que las rosáceas, que lujo. Que resulta imposible comer el fruto sin cocinarlo pero que es muy aromático. Y no debe ser casualidad que en Grecia los membrilleros se asociaran a la diosa del amor, Afrodita por considerarlo símbolo del amor y la fecundidad. Por dios que flechazo, sentía que se enamoraba apenas saberlo. Y aún hay más, reparó en que era costumbre que los recién casados tomasen uno antes de entrar en el lecho nupcial. ¿Por el potasio? Sospechó, porque descubrió que es pobre en nutrientes, salvo en ácido málico, que a pesar del nombre agorero es muy bueno para la salud, siguió tirando del hilo.
“El potasio es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula.”
Eso lo explica todo, toma potasio que el músculo hará el resto, debe ser que así evitas los calambres, que con los nervios de la primera noche lo único que faltaba es un tirón inoportuno. Pero quiso contrastar la sospecha así que persevero de nuevo en Google, “propiedades afrodisiacas potasio”.
Se quedo con la segunda referencia, afrodisíacos veganos, en “ecosofía” suena bien. Vaya el membrillo brilla (chiste fácil) por su ausencia en la lista, cuanta injusticia pobrecito. Hablan de rúcula, plátanos, espárragos, zanahorias, chile, frutos del bosque, chocolate, nueces, calabaza y soja. Hala que bueno está todo, bueno el chile no me gusta tanto, ya está todo para la lista de la compra de mañana, este fin de semana va a ser explosivo. Empezó a imaginarse la cena, cariño si me ha salido muy original y rica, si claro que puedes repetir que he hecho mucha (lechuga romana de base, rúcula, nueces, soja, espárragos, zanahorias y tiritas de membrillo, claro que hay postre mira que brochetas de fresa y plátano para esta fondue de chocolate, deliciosas verdad…No le diría nada, claro que no, porque él siempre estaba dispuesto y no convenía que aquello se convirtiese en un placebo, nada de nada, aquello era un experimento serio, riguroso, bueno entendámonos: experimento y punto.
martes, 15 de julio de 2008
Barcelona
Cuando visité Florencia la última vez, y de eso pronto hará diez años, ya lo noté, los florentinos estaban cansados del bullicio de los turistas, que como si fueran bárbaros invaden el centro, junto a la catedral. Pensé que agobio vivir en un sitio así.
Pero luego volví a mi ciudad, a mi trabajo en un despacho en Via Laietana, al cual llegaba cada día dando un paseo desde Pl. Catalunya, bajaba Porta Ferrisa, cruzaba en diagonal la Plaza de la catedral y llegaba bordeándola hasta la plaza Ramón Berenguer, cuya escultura ecuestre me hacía reír siempre por la cantidad de fotografías que merece y sin embargo pocos autóctonos reparaban en ella.
Llegó la primavera y vi como se llenaban de autocares, con estudiantes italianos y franceses de fin de curso, luego llegó el verano y por los cruceros ya no había una sola mesa libre para desayunar en la terraza del café al que solíamos ir, tras las semanas de vacaciones volvió el otoño a llenarse la plaza de la catedral, esta vez de jubilados que despistados y risueños te impedían el paso mientras siguen a un banderín, y el invierno, por fin, parecía que el frío podría poner algo de orden pero llega la Feria de Santa Lucia y todo se llena de paradas con figuras de pesebres, y con ellas hileras de niños que se asoman de multitud de colegios no sólo de Barcelona sino de los pueblos de alrededor. Por fin pasaron las fiestas y la plaza recobró su aspecto, por poco tiempo.
Recordé a Florencia, y pensé algo tan sencillo como triste: el turismo a veces se cobra más de lo que deja.
Yo dejé aquel trabajo, me fui a vivir a las afueras, el bar de la terraza cambió de dueño.
Pero luego volví a mi ciudad, a mi trabajo en un despacho en Via Laietana, al cual llegaba cada día dando un paseo desde Pl. Catalunya, bajaba Porta Ferrisa, cruzaba en diagonal la Plaza de la catedral y llegaba bordeándola hasta la plaza Ramón Berenguer, cuya escultura ecuestre me hacía reír siempre por la cantidad de fotografías que merece y sin embargo pocos autóctonos reparaban en ella.
Llegó la primavera y vi como se llenaban de autocares, con estudiantes italianos y franceses de fin de curso, luego llegó el verano y por los cruceros ya no había una sola mesa libre para desayunar en la terraza del café al que solíamos ir, tras las semanas de vacaciones volvió el otoño a llenarse la plaza de la catedral, esta vez de jubilados que despistados y risueños te impedían el paso mientras siguen a un banderín, y el invierno, por fin, parecía que el frío podría poner algo de orden pero llega la Feria de Santa Lucia y todo se llena de paradas con figuras de pesebres, y con ellas hileras de niños que se asoman de multitud de colegios no sólo de Barcelona sino de los pueblos de alrededor. Por fin pasaron las fiestas y la plaza recobró su aspecto, por poco tiempo.
Recordé a Florencia, y pensé algo tan sencillo como triste: el turismo a veces se cobra más de lo que deja.
Yo dejé aquel trabajo, me fui a vivir a las afueras, el bar de la terraza cambió de dueño.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Primavera, en teoría
A mí, me intriga esa clase de personas que no tiene plantas en casa, tienen un pase los que tienen gatos que ya se sabe que ellos llega...
-
A mí, me intriga esa clase de personas que no tiene plantas en casa, tienen un pase los que tienen gatos que ya se sabe que ellos llega...
-
Año 2025. Pues sí, me he cambiado las gafas. Bueno en realidad unas nuevas porque sigo usando las otras. Y cuando mi marido las vio dijo, vu...
-
Acabo de recibirlo, es un albarán con mis datos que me informa que tengo un regalo, nada menos que una mountain bike, 18 velocidades, cuadro...