miércoles, 22 de octubre de 2008

El diario no escrito de Ester

Este es el diario que el Dr. Vilaró me ha indicado que escriba, me llamo Ester, tengo 35 años y una feliz vida familiar, junto a mi marido Alberto y Pol de 6 años. Soy ingeniera de caminos, puertos y canales y trabajo desde hace 9 años en una consultora que trabaja para la Administraciónesto no va bien.

Y si digo Querido diario o te escribo o me acuesto con el macizo del despacho y se acabó la cosa. Porque al fin y al cabo creo que me iba a llevar mucho tiempo esto de escribir lo que siento en cambio le paso mi teléfono y le digo, que le digo..oh por dios esto del diario es peor de lo que me pensaba si sólo va a servir para que me monte la película. Volvamos a intentarlo.

y a través de este diario me gustaría encontrar una salida a mi problema, pues por primera vez en mi vida me gusta una persona (en un momento inoportuno) pero no por ello quiero engañar, o dañar a otras

Resumidito ha quedado al menos. Esto es patético, pero que forma de perder el tiempo en vez de hacer el pedido al Caprabo para tenerlo en casa a las 8h, después de recoger al nene del entreno. Hoy igual hago pastel de espinacas, ¿tengo huevos?...creo que quedan dos, igual hago corto tengo que comprar. ¿dónde estaba? Ah si, pues nada y si le paso el móvil y le lanzó una mirada y sonrío, mejor no decir nada. Porque si hablamos es peor, te imaginas ¿y eso Ester? Yo me hundo, que le diría no que como a veces te veo en la parada del bus por si un día quieres que te acerque con el coche……fatal. Se iba a notar, mejor ir de frente. Mira tu y yo tenemos un problema de tensión no sé qué, vamos a un hotel y te lo acabo de explicar allí…jajaja eso mismo, estaba pensando yo. Anda loca vuelve al diario que así no vas nada bien, esto, esto es un desastre, hay que dejar de escribir que no sirve para nada más que para fantasear.

así que pretendo reflejar en él mis inquietudes y temores, porque de esta manera yo misma encontraré el mejor modo de solucionarlo,

Vaya cursilada, hoy si que estaba guapo con su camisa blanca, le miré de reojo porque hoy no teníamos nada que hacer juntos, que pena porque se me hacen distintos los días en que lo veo, él iba hacía la fotocopiadora y yo venía de tomar un café del bar de abajo y me sonrió y dejó pasar, yo no le quise dar importancia y le dije anda cuanto protocolo que bien. Pero me encantó. Todo él es un encanto. A veces me pregunto si hace deporte porque tiene un buen físico, pero que estás diciendo ahora si ni siquiera lo has visto en manga corta, bueno pero me lo supongo esa espalda, esa caída de la camisa sobre el pecho no puede ser casual, creo que debajo de esa camisa hay un torso fuerte, hay Ester para, para que te embalas como las motos y no vas nada bien…

pues seguramente como en casi todo, formando parte del problema también se halla la solución,

Si ,si ,como no, tu le dices pero tú has estado siempre así de bueno o soy yo que con estos ojitos te veo así de bien, no sé a veces pienso que es de ese tipo de personas que al principio pueden pasar desapercibidas pero luego con el paso de los días van ganando brillo, y luego llega el día en que los ves cruzando el despacho y te sorprendes porque le estás mirando lo bien que le sienta la ropa, o simplemente como se mueve. Ester, Ester déjalo ya que más piensas más te pierdes.

miércoles, 15 de octubre de 2008

El ascenso

El hombre no puede vivir si pan, pero tampoco sin poesía, me gustó la frase. Y poesía no era el género en si, sino que se refería a la belleza, a todos esos momentos placenteros de la existencia, explicaba de este modo que el afán de viajar, en realidad no es más que otra búsqueda del placer de la estética, de ese placer que nos produce ver cosas bellas. Decía el libro que sin las flores, sin las sonrisas, la vida sencillamente no sería tal. Y ello me llevo a pensar en todas esas cosas que no tienen precio, que pasan desapercibidas a nuestro alrededor pero que si un día nos faltasen echaríamos terriblemente de menos.
Hoy el mundo occidental vive pendiente de las máquinas, de un reloj atado a la muñeca, que a modo de grillete nos recuerda que somos todos un poco esclavos y nos retiene a este modo de vida prosaico y nos insta a cumplir con el horario, o de un móvil que constantemente nos da órdenes, o de blackberrys que gruñen al recibir mails, o de un portátil que te permite hacer casi de todo, salvo feliz. Ayer bajo la luz de la luna llena, era fácil imaginarse en otros tiempos sin tecnología, en condiciones de vida muy duras y en la autenticidad de aquellas. Ellos sabían interpretar las estrellas del cielo, nosotros que tenemos potentes telescopios no sabemos hacía donde hay que mirar. Del mismo modo que los gps, que con su eficacia más torpes y desorientados hacen a sus usuarios.
Y a veces pienso en la paradoja que resulta de este hecho, cuanto más sabemos menos entendemos de los fenómenos de la naturaleza. Por ello aún recuerdo cuanto me sorprendió cuando tuvimos noticia de aquel devastador tsunami, que sólo un niño supiese identificar el hecho que el mar abruptamente se retirase de la costa y su alerta protegiese a muchos.

Me gustaría hoy ser como ese niño, para decirte que es necesario encontrar el equilibrio, entre trabajo y tu espacio vital, porque de ti también depende que todos estemos bien. Que el estrés es algo pernicioso, que como una epidemia se contagia, mediante la prisa y la impaciencia y nos envenena. Que respirar lleva su tiempo y al hacerlo lentamente podrás apreciar algo nuevo.

Hace unas semanas escuche a una persona decir que la amistad de otra, era un agobio. Estaba cansada, con lumbalgia, su bebé malito pidiéndole brazos continuamente, y le habían hecho jefa. Y todo aquella retahíla de explicaciones, velozmente anudadas, casi entrecortadas, pretendían justificar que ella no tenía más tiempo, ni ganas, de esforzarse por nada ni nadie, que bastante tenía. No supe si alegrarme por su ascenso o compadecerme por su situación. Tal vez debería haberle dicho a esa persona que la amistad es una de esas cosas a las que me refería al principio, que es invisible la mayoría de las veces, nadie la proclama a voces, pero es la savia que te mantiene feliz y de algún modo da sentido a nuestra existencia.
Pero callé, asentí y la felicité por su ascenso.

jueves, 9 de octubre de 2008

Organizando zapatos



Cuando cambié los zapatos de temporada se me ocurrió la idea. Tenemos un armario donde guardamos todos ellos en sus cajas. Y aunque están bien puestas, cuando buscábamos alguno teníamos que remover muchas de ellas. Así que cogí la cámara y los puse uno a uno de perfil encima del radiador con fondo blanco de pared (importante a la hora de imprimir). Y luego los he ido pegando cada uno en su caja correspondiente, ahora nada más abres la puerta ya los tienes a la vista, ha quedado francamente bien.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Guardería y clases

Hace días que no escribo, la semana pasada estuve liada con los preparativos de una boda a la que fuimos y con la adaptación de la peque en la guardería. Estoy contenta y ella también, porque por las noches después de hacerle el bañito le pregunto en plan simpático ¿Quién va a ir al cole mañana? y ella levanta el dedito y dice yoooo.
También me han dado una libreta en la que debemos apuntar las anécdotas, lo que hace el fin de semana, algo así como un diario para que luego tenga el recuerdo de su año. Y la idea me parece estupenda así que ya he empezado a ponerle fotos y a explicar lo que hace.
Por lo demás bien, un poco aburrida de tanto leer a propósito de la crisis, a veces pienso que lo mejor sería ignorarla, así que me fui a nadar y por casualidad acabé haciendo una clase de acquagym que estuvo muy bien así que igual el viernes repito, y mis clases de inglés este año me las da un americano, así que nada de holidays que eso es muy inglés es vacation, sé optimista me dijo, lo soy, lo soy contesté yo. Tanto que confío en que salga el Obama y ponga todo en orden.
En fin pronto sigo.

Primavera, en teoría

     A mí, me intriga esa clase de personas que no tiene plantas en casa, tienen un pase los que tienen gatos que ya se sabe que ellos llega...