jueves, 10 de febrero de 2022

Covid y otras cosas


 Mes II, del año XXII del siglo XXI.

Estoy con covid, como el rey Felipe VI, pero yo empecé hace ya unos días, por eso puedo ponerme a escribir ya. Esta vez no he perdido el olfato, cosa que se agradece porque uno no sabe lo inquietante que puede llegar a ser hasta que un día te bebes un zumo de naranja recién exprimido sin poder disfrutar del olor de los cítricos. Además leí en algún sitio, ahora no te sé precisar la fuente, pero creo era fidedigna, que decía que las personas mayores unos días antes de morir pierden el sentido del olfato, cosa que me hizo plantear ¿por qué?

Pues de todos es sabido que ese sentido, que parece de adorno y nada esencial, por el contrario nos mantiene indemnes, puesto que gracias a él podemos discernir un alimento corrupto, el mal olor hace que no lo comamos a pesar de que tuviera buen aspecto. Así que perdemos el olor porque vamos a morir, o morimos porque hemos perdido el olfato, he ahí la cuestión. 

Total que el olor bien, solo he tenido esta vez, dolor de garganta y fiebre los primeros días. Cómo la variante ómicron se instala en la garganta, leí que era muy bueno beber mucho para arrastrar así el virus al estómago y  allí lo disuelvan los ácidos. Parece que así ha sido. Voy a mejor, con agua, zumo y unos pocos paracetamoles.

Pero empiezo a estar cansada de este retiro, de no poder salir a la calle. Me recuerda al año 2020, a aquel encierro general. Madre mía visto en retrospectiva qué medida más drástica. Ya sabía yo que algo así no podía ser sano, porque los que pudimos salir a una terraza, tomar el sol, aún, pero pienso en tantas familias encerradas en pisos pequeños con niños. No es casualidad que hayan aumentado los trastornos mentales, que haya retrasos en el lenguaje en niños pequeños y de ansiedad en adolescentes. 

Creo que ahora más que nunca hay que salir a la montaña, caminar en espacios abiertos, porque tenemos que volver a equilibrarnos. Ese podría ser un buen propósito para este año, encontrar momentos de paz, en silencio, caminando, mirar los paisajes con ojos de niño, esos que se sorprenden y alegran de todo.

Una de esas frases que me gustan dice eso: 

Tre cose ci sono rimaste del paradiso, le stelle i fiori e i bambini.

Que no, no es de Dante Alighieri, aunque parece se le atribuya.

Y que yo traduzco, con un plus de sutileza:

 Tres cosas aún conservamos del paraíso: las estrellas en el cielo, las flores y las miradas de los niños.


Hasta aquí hoy. Disfrutad del jueves, que el tiempo pasa y todos los días cuentan.

Mañana más y mejor. Cuidaos.

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