Hace tres años que a principios de julio un amigo del grupo de COU, Nacho, nos invita a una barbacoa en Castelldefels, y lo cierto es que es una gran idea, se ha convertido en una forma de no perder el contacto del todo con algunos amigos, de hecho los hay que sólo nos vemos ese día al año y durante estos últimos tres años hemos visto como crecía el número de niños.
De las parejas de aquel grupo, en fin nadie acabó con el novio o novia que tenía a los 17, salvo una, la excepción que predican a toda regla: un pareja estupenda. Llevaban juntos desde una verbena de San Juan no recuerdo donde, pero si que era una casa con piscina. Confieso que verlos me recordaba al grupo que éramos, me transportaba a aquellos años de salir por la noche, de fiestas universitarias, de salidas en grupo a la montaña. Ayer un mail nos comunicaba que no asistirían porque estaban en trámite de divorcio y todavía hoy me pregunto como es posible, acaso no hay nada perdurable.
Que hace imposible el amor tras veinte años compartiendo los mejores años de juventud y dos niños pequeños. Hoy seguía pensando en ellos, porque hay parejas de las que no te sorprenderían si un día te comentan que no prosperaron, no sé te da aquella impresión de tener algo de circunstanciales, y hay otras, que los ves tan afines tan hechos el uno al otro, en fin que no te planteas que no puedan ser para siempre.
El amor es algo que me ha intrigado siempre.
Ostras pues no acabo de escribir esto y me distrae los gritos de mi peque ca-ca, como le he sacado el pañal justo esta mañana pensé que empezaba a alertarme pero no, eran grititos de emoción porque no me digas como, se ha colado una ranita pequeñísima en casa. La acabo de colocar en una palangana en el lavadero con un chorrito de agua hasta indagar que come y como llevarla a la riera. Voy a hacerle una foto. No es que sea mi animal preferido, de hecho creo que es la primera vez que veo una tan de cerca, pero tampoco voy a matarla por eso.
En fin que empecé hablando de amor, y me encuentro de pronto hablando de ranas una metáfora más que manida pero que coincidencia sorprendente, pues nunca antes había visto una rana en casa y no tenemos ni piscina ni estanque ni nada que se le parezca. Debe haber llovido barro días atrás y debió quedarse en la terraza que tenemos arriba y como ayer estuvimos lavando al perro no sé digo yo que se colaría por la escalera. Bueno hoy toca vida animal voy a ver que aprendemos de las ranas porque del amor está visto que poco hay que aprender, es simplemente caprichoso y volátil.
Un abrazo
Pd: la foto
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4 comentarios:
Habrá que ponerle nombre ¿no?
¿Sabes que hay gente que te lee aunque pasemos de puntillas sin decir nada?
Un abrazo
Hombre Ricardo, me alegra tu visita y aún más la tarjeta de tu paso.
Lo sé, lo sé, a esos mismos también los leo yo ;)
Un abrazo
Ya sabes, no está tan desencaminado, hay amores que por mucho que los beses siguen siendo ranas...
El amor es una de las cosas más frágiles. Que dure sin romperse es un milagro...
Si Brujaroja, a veces no cuidamos suficiente lo que tenemos. El amor debe luchar contra la rutina.
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