lunes, 1 de diciembre de 2008

Noche de sábado

Tantos años sin salir imaginé que sería una noche antológica, vamos, de las que marcan un hito, un antes y un después. Así que tras organizar el tema familiar, salimos en dos coches.
Hacía frío, pero íbamos a buen paso, riendo. Cenamos de tapas, ridículas y caras, luego fuimos al teatro, obra de improvisaciones, destacable sólo por el hecho de su intrínseca, que remedio, originalidad. Luego quisieron tomar un mojito y yo les acompañé. Encontramos un bar, dijeron que era cubano, pero a mi me recordó más al de Abierto hasta el Amanecer del Tarantino, daba un poco de miedo. Quizá por eso era el único con dos mesas libres, así que las ocupamos, pedimos y estuvimos riendo con anécdotas de malentendidos de lenguaje.
Y lo mejor de la noche que fue, pues yo te lo digo: VOLVER. Llegar a casa calentarme un vaso de leche y un croissant de chocolate delicioso mientras la chimenea crepitaba de color naranja intenso. Y que bajara él, con cara de sueño y se sentara en el sofá, allí, conmigo.

2 comentarios:

sepuedesermasjeta dijo...

Es que sienta tan bien salir de la monotonía que cuando vuelves a casa es un verdadero gustazo.
Un abrazo

Sonia dijo...

Pues sí Selvas!!! Pero sabes, hay una tiempo para cada cosa. Esa noche fría, llena de gente en los bares, en fin que ya no era mi noche. A veces va bien eso, experimentar aquello de que a ratos se quiere lo que uno no tiene.
Por una noche me apetecía volver a salir sola. Pero realmente lo mejor fue saber que alguien, me esperaba en casa. Besitos

Cumpleaños Feliz, hija.

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