lunes, 30 de marzo de 2009

Lo más valioso

A veces pienso que el tiempo es como la materia, no desaparece si no que se transforma.
Que no es necesario vivir tan intensamente, con horarios muy apretados para sentir que lo estamos aprovechando al máximo. Intuyo que detrás de ese afán desmedido, a menudo por aprovecharlo, hay algún tipo de angustia existencial: nos sabemos perecederos y ese miedo nos hace querer experimentarlo todo, aunque sea de forma breve, o superficial: los viajes, el amor de pareja, el amor filial.
Y todos alguna vez nos hemos sentimos tentados por hacer muchas cosas a la vez, quizá porque ello nos hace sentir que estamos disfrutando más intensamente pero ¿y del disfrute de perderlo, de fluir con él un rato, de pasear, de mirar el cielo, sentarse a pensar simplemente? nadie sabe.
Leía hace poco en como nuestra forma de vivir nos afecta. Como respiramos, como comemos como nos relacionamos. Una de las cosas que más me sorprendía cuando llegué a vivir aquí, es la tranquilidad de la gente, cuando compras, cuando se encuentran por la calle. Y como su actitud contrasta vivamente con el nerviosismo, las prisas de los que veníamos de fuera. Es de las cosas que me propuse incorporar, llevar un ritmo más lento. Evitar las prisas… con pausados movimientos. Pero sin duda donde más se nota ese carácter, es en las islas. No sé si conocer las baleares y algunas de las canarias me permite generalizar, posiblemente no, pero esa es la impresión más viva que me llevé de sus gentes, la calma que tienen.
Así que esa es la idea para esta semana, disfrutar del tiempo, ralentizándolo. Tomarnos tiempo para sonreír, hablar, mirar, escuchar nuestro entorno y disfrutar de lo que hagas, simplemente por el mero hecho de estar haciéndolo, sin pensar en lo que viene después. Pues como dicen no por mucho madrugar amanece más temprano.

No hay comentarios:

Cumpleaños Feliz, hija.

 Ayer cumplió 17 nuestra hija pequeña, sí, la de los ricitos, la que era menudita pero muy espabilada,  la que acompañaba a su hermana mayor...